Colas kilométricas y ausencia de altercados: así ha discurrido la tractorada en Granada
Desde las siete de la mañana, cientos de vehículos agrícolas han invadido la provincia y han metido en un atasco eterno a miles de conductores
La falta de coordinación ha provocado fallos estratégicos por parte de los convocantes, que han tenido que renunciar, por ejemplo, a su intento de bloquear el puerto de Motril
Un momento de la tractorada en la circunvalación de Granada
Dicen que a quien madruga, Dios le ayuda. En la provincia de Granada, la manifestación de los agricultores comenzó cuando ni siquiera había amanecido: a las siete de la mañana ya se habían concentrado en la localidad de Pinos Puente un buen ... número de tractores llegados desde varios puntos de la provincia, sobre todo de la comarca del Poniente, para iniciar un largo día reivindicativo.
A partir de ahí, lo que sigue podría leerse como un resumen cronológico de una jornada marcada por las colas de vehículos en las autovías A-92 y A-44, la ausencia, afortunadamente, de incidencias dignas de resaltar, y la sensación de que la protesta careció de esa coordinación siempre necesaria para llegar más lejos. A los convocantes, que no tenían siglas detrás y se organizaron a golpe de whatsapp, se les notó la falta de experiencia en momentos puntuales, pero también decisivos.
Los tractores no sólo partieron de Pinos Puente. A las 8.30, por ejemplo, ya había un buen número en el ramal de la A-92 entre Santa Fe y Granada, donde se produjeron las primeras retenciones de importancia. Aunque más o menos a la misma hora también las había en Atarfe, Iznalloz y Huétor Tájar.
El punto de confluencia era Granada y a esa hora la autovía que la rodea suele estar próxima al colapso porque son muchos los que van a trabajar desde los pueblos del Área Metropolitana en coche. Los tractores llegaron algo después, a eso de las diez, cuando la mayoría de los trabajadores ya estaban en sus cosas, pero a esa hora la circunvalación se saturó. Se produjeron los primeros cortes reivindicativos, que fueron la norma a partir de ahí.
Aproximadamente a esa hora, la Subdelegación del Gobierno en Granada emitió un comunicado en el que aclaraba que la movilización no tenía autorización, fundamentalmente porque no se pidió en tiempo y forma. Los agricultores eran conscientes, eso no les arredró. Pero los coches se amontonaban aquí y allá y tocó dialogar, y la oferta de Policía Nacional y Guardia Civil fue más o menos la siguiente: o abrís esto de vez en cuando, o no haremos la vista gorda.
Un agente de la Policía Nacional observa el paso de uno de los vehículos participantes
Así que los cortes, desde ese momento, se convirtieron en intermitentes. Cada cierto tiempo se iba dejando pasar a algunos vehículos, por supuesto los de emergencias y también los que llevaban a embarazadas o niños pequeños. Los demás también, pero por el sistema del goteo: uno por minuto o cosa así.
En la mencionada circunvalación, pasadas las diez, se vio el primer ejemplo de esa deficiente organización: algunos tractores querían seguir su camino rumbo a Baza; otros optaban por entrar a la capital y un tercer grupo abogaba por desviarse hasta Motril con la intención de paralizar su puerto.
Los del segundo grupo, fueran más o menos numerosos, se quedaron con las ganas. La consigna, para la Policía Nacional y la Local era clara y consistía en no dejar pasar a ningún tractor. Había que evitar la imagen del 19 de diciembre de 2020, cuando entraron nada menos que 750 en otra protesta agrícola, en aquel caso sí convocada oficialmente y secundada por varias organizaciones.
Algunos de los que pretendían ir a Baza siguieron y otros se quedaron. Unos cien, repartidos más o menos a partes iguales entre la rotonda del desvío a Armilla y la de la carretera de Málaga. En cuanto a los que abogaban por Motril, se fueron pero su estrategia fracasó porque cuando llegaron allí se encontraron con que no serían más de treinta y no vieron claro su propósito, así que desistieron.
Un agricultor enfila la ronda que circunvala la capital
Así fueron pasando los minutos, eternos para los que estuvieran en alguno de los muchos embotellamientos repartidos por la provincia, y mientras tanto José Antonio Montilla, subdelegado del Gobierno en Granada, dijo que el Ejecutivo central «empatiza» con las «preocupaciones» de los agricultores y que por eso hay mesas de diálogo abiertas y se han establecido medidas como la prohibición de la venta a pérdidas o la devolución del impuesto especial de hidrocarburos por gasóleo agrícola.
Apeló Montilla a la «responsabilidad» de los manifestantes, les pidió «respeto» para no causar daños «ni a personas ni a bienes» y también que hicieran caso a las recomendaciones de Guardia Civil y Policía Nacional. «Todo se puede mejorar en el marco del diálogo«, añadió.
La dinámica no varió en la circunvalación, como tampoco en otros puntos calientes de la provincia, como Huétor Tájar, donde los cortes, aun siendo intermitentes, provocaron colas de hasta diez kilómetros en dirección a Almería. Iznalloz tampoco se quedó muy atrás. Y en cuanto a lo de Baza... ahí se volvió a notar que la coordinación no era total.
Porque, según las previsiones -vía whatsapp- debía haber allí una numerosa concentración a las doce del mediodía, pero donde estaba el cogollo era a pocos kilómetros, en la A-92 y a la altura del término municipal de Cúllar.
Uno de los coordinadores de la tractorada, Roberto Motos, aseguró a ABC que allí había a la una de la tarde «más de 500 tractores» e incidía en que por culpa de una «mala organización», que achacó, más que a los convocantes, a la Guardia Civil, algunos tractores, en lugar de desviarse hacia Baza, habían seguido camino por la autovía en dirección a Murcia.
«Ahora tenemos que desbloquear la autovía, conseguir que los tractores que están en la dirección contraria den la vuelta, cosa que no es fácil», reconocía. Con independencia de a quien fuera imputable ese error táctico, Motos tenía clara una cosa: «Nosotros no tenemos prisa, si acaso la debe tener el Ministerio de Agricultura«.
A menudo, los manifestantes bajaron de sus tractores para protestar en la carretera
Los asuntos, sean del tipo que sean, dejan de suscitar el interés general cuando se estancan. Y eso fue lo que le ocurrió a la tractorada en torno a las dos de la tarde. Ni llegaban más vehículos a la capital, ni se iban los que estaban, ni se deshacían los atascos y las colas. Al menos, eso lo reconocían todos, no había incidentes.
No ocurrió nada salvo las típicas (y comprensibles) quejas de algunos conductores atrapados y las no menos entendibles explicaciones de los manifestantes, en el sentido de que una huelga, si aspira al éxito, debe tener repercusión, y es obvio que unas colas de kilómetros lo consiguen con más facilidad que unas pintadas.
En cualquier caso, la protesta tendió a decaer. Continuó, pero también languideció, como lo hace la tarde cuando se aproxima al ocaso. Como no había hora prevista parea ponerle fin, la manifestación podía seguir hasta que los cuerpos aguantaran, literalmente. Como si fuera una serie, lo más oportuno es despedir la crónica con un tópico continuará.
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