Suscríbete a
ABC Premium

Pasar el rato

Títulos vendo

Si Córdoba se hubiera convertido en el asombro de Occidente, entonces daría igual que la señora Ambrosio no tuviera terminado el bachillerato

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, conversa con el rector de la Universidad de Alcalá de Henares, José Vicente Saz EFE
José Javier Amorós

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Desde que Alfonso X de Castilla y León , llamado el Sabio, definió el estudio en la Partida II como «ayuntamiento de maestros y de escolares con voluntad y con entendimiento de aprender los saberes», no hay mejor manera de dar sentido a la ... Universidad que refiriéndola a este criterio. El progreso, que es republicano, ha demostrado que se trata de una real exigencia poco afortunada, que aburre y desencanta. Y la Universidad , mediante sucesivas degeneraciones, también llamadas reformas de los planes de estudios, ha ido adquiriendo otro color administrativo. Más alegre. Hasta convertirse en un mercadillo de abalorios y complementos de la personalidad de señora y caballero. La personalidad no cambia, que es a lo que veníamos; se adorna, nada más. Hay adornos en las más inverosímiles ramitas del conocimiento y de la ignorancia. La forma es el fondo. Pero un título, como los veinte años del tango, no es nada. Un título no enseña a hablar, leer y escribir, que son los saberes básicos sobre los que se encabalgan los adornos. Con esas tres habilidades sublimes hay para pasar todos los inviernos de la vida del hombre sobre la tierra. Y para darle brillo a la eternidad, después.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia