Perdonen las molestias
Salchichas
Las empleadas de la limpieza de los centros escolares de la Subbética trabajan pero no cobran
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Iniciar sesiónLa modernidad consiste hoy día en subcontratar los marrones con una empresa de multiservicios. Es lo que, en términos futbolísticos, se conoce como dar una patada al balón hacia adelante. O sea. Un método aséptico de derivar las obligaciones contractuales a una firma especializada ... en pasteurizar el Estatuto de los Trabajadores, esterilizar el convenio colectivo, jibarizar el salario mínimo interprofesional y, en resumidas cuentas, apretar las tuercas de los empleados subcontratados.
En eso (y en todo lo demás), las compañías multiservicio son la hostia en verso. Le entregas la normativa laboral vigente y te hacen unas salchichas de Francfurt con sabor a pepinillo. Y todo por un precio irresistible , oiga. Por esa insuperable oferta, que nadie en su sano juicio puede rechazar, las administraciones públicas subcontratan hasta el absentismo laboral si hace falta. Que siempre hace falta.
Las mujeres de la limpieza de los centros educativos de la Subbética saben de qué les estamos hablando. Viven en primera línea de frente el proceso de liofilización del empleo que se expande por los cinco continentes con la morbilidad del coronavirus. ¿Qué carajo es liofilizar ?, se preguntará usted. Pues lo explica el diccionario de la Real Academia Española como solo la Real Academia Española sabe explicarlo. Tomen nota: «Separar el agua de una sustancia mediante congelación y posterior sublimación o presión reducida del hielo formado para dar lugar a un material esponjoso que se disuelve con facilidad».
Pues eso es lo que hacen con sus contratos .
De tal manera que las empleadas llevan tres meses sin cob rar sus nóminas. Ustedes ya nos entienden. Un caso típico de la jungla nuestra de cada día. El asunto es que la Junta de Andalucía paga puntualmente a Tempo Facility Services (que así se llama la empresa) pero Tempo Facility Services no paga a las trabajadoras. Todo indica, por lo tanto, que la pasta se queda atascada en alguna parte del proceso de liofilización del contrato.
El mundo laboral ha entrado en una dinámica compleja . Las empresas arriendan sus marrones para que firmas especializadas esterilicen las condiciones laborales de la plantilla. En eso (y en todo lo demás), demuestran una profesionalidad fuera de toda duda. Por ejemplo. Si las empleadas de la limpieza quieren contactar con la compañía para cobrar sus atrasos, el teléfono comunica como si fuera una centralita de la Agencia Tributaria.
Son las ventajas del empleo del futuro. Subcontratas el marronaz o de la plantilla con una multinacional que tiene sede en Barcelona y si te he visto no me acuerdo. Solo hay que echar un vistazo a la hemeroteca digital para constatar que la compañía de multiservicios tiene más cortes en el pago de nóminas que un tendido eléctrico de Endesa. Que ya es decir.
Luego pasa lo que pasa. Las trabajadoras se ponen en huelga (como cualquiera puede entender) y a los colegios públicos se los come la mugre. Y, lo que es peor, el descrédito. Todo gracias a ese deporte contemporáneo de abaratar costes más allá de la aritmética y subcontratar los conflictos laborales con firmas expertas en liofilizar las condiciones de trabajo. Esas compañías que te meten el Estatuto de los Trabajadores en la picadora y te hacen unas salchichas de Francfurt con sabor a pepinillo para chuparte los dedos .
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