Parte de guerra

En tanto la vigente Constitución se sustituye por otra más ajustada a la nueva normalidad política, el espíritu de este Parte de Guerra se desarrollará mediante republicanos decretos leyes sucesivos. Éste es el primero de ellos:

Preámbulo.—Después de quince años de feroces combates en despachos y restaurantes, la guerra civil española ha terminado. Para conmemorarlo, al tiempo que se demuestra la nueva voluntad política de convivir armoniosamente con todas las ideologías, se mantiene el santoral de la Iglesia católica , aunque limitándolo a la festividad del 29 de junio: Santos Pedro y Pablo. Se declara día festivo en todo el territorio nacional, para que creyentes y no creyentes puedan rendir el culto debido al divino Pedro Sánchez y al beato Pablo Iglesias , cuyos coches oficiales y particulares, si no son la misma cosa, serán nombrados diputados por el grupo mecánico del Congreso. Con todos los honores y prebendas que les correspondan, incluida una retribución adecuada y gastos de mantenimiento del motor.

Artículo 1º.—Los sacramentos administrados por la Iglesia católica durante el franquismo se declaran nulos de pleno Derecho canónico, sin que puedan computar a efectos de la salvación de las almas. Dios suspenderá automáticamente la situación celestial de los afectados por esta disposición, que pudieran estar disfrutando indebidamente del Paraíso. En tanto el Consejo de Ministros de España resuelva alma por alma, oída la Santísima Trinidad, en la vida eterna deberá rehabilitarse el limbo.

Artículo 2º.—Los matrimonios contraídos durante el franquismo se declaran también nulos, y se tendrán legalmente como si nunca hubieran existido. Se exceptúan los que hubieran podido celebrar, en su caso, los antepasados de miembros de este Gobierno, o ellos mismos, y de diputados del PSOE y Podemos. La descendencia habida de esas nupcias fraudulentas pasará a tener la consideración legal de «conocidos o amigos» de los padres, en función del grado de afectividad alcanzado, sin que puedan invocarse derechos hereditarios. Lo que por ese concepto hubieran podido percibir los conocidos o amigos, deberán devolverlo al Estado.

Artículo 3º.—Quedan sin vigor todos los títulos académicos obtenidos durante el franquismo , con las excepciones a que se refiere el artículo anterior. Quienes ejerzan profesiones al amparo de esos documentos ilegales, incurrirán en la categoría penal del intrusismo. Todos los que hubieran ocupado cargos públicos o hubieran sido funcionarios durante la dictadura vendrán obligados a devolver al Estado el importe total de sus retribuciones. Esta obligación se extiende a artistas, intelectuales y otros entretenedores del dictador, así como a sus herederos.

Comentario de texto.—No teniendo este Gobierno , ni individual ni colectivamente, capacidad para hacer una ley de inteligencia y voluntad democráticas, ha de limitarse a la memoria. Para que nos acordemos de él.