Los que no esperan repesca

Este tipo de adiós forzado para el sujeto, que entiende impreso su ADN en la formación de la que forma parte, se experimenta como una traición a la trayectoria, pero también como una manera de minusvalorar lo mucho compartido: estrategias, secretos, voluntades turbias de otros. De todo ello se nutre la vida política y en las despedidas asoman todas las ingratitudes. Las pendientes y la campanada final, cuando no se recibe la explicación definitiva, y asoman a las páginas de los periódicos novedades electorales. Cotiza al alza la disección de sensibilidades sociales para fabricar candidatos transversales, de esos que van del centro a la periferia sin despeinarse y reinan en El Brillante y en El Realejo con brillos iguales.

La pasada semana asistimos a la lectura de los datos electorales con cierta incredulidad. La mentira no estorba, el aplauso a la radicalidad no se traduce en votos y el partido que olvida su tradición, fracasa. Para las elecciones municipales la estrategia de pactos puede convertir Capitulares en un banco de experimentación para valores nuevos de la política. Atrás dejan su rastro dos personas que han ocupado sillones en el salón de plenos y ahora desfilan ante las nuevas hornadas como auténticos desconocidos. El adiós en la política es siempre amargo.

Estas dos bajas, distanciadas por un mandato municipal, retratan a una sociedad poco agradecida , que reconoce la necesidad de evolución pero no sabe explicársela a los que dejaron de contar para estrategias que comienza en los despachos de Madrid o Sevilla y termina en el desencanto para los que peinan canas. Vilches y Rojas llegaron a la política por vías diferente. El expopular permanece con la ilusión de un nuevo proyecto, su gracejo y retranca se lo permite. José Luis Vilches dejará de estar en el salón de plenos y su futuro con o sin Ciudadanos solo él lo escribirá. Ambos tienen algo en común: han afeado a sus partidos porque no esperan repesca .