LIBRE DIRECTO
¿Madrastra de sus hijos?
¿Cómo trata Córdoba a su gente, cómo tratamos a la ciudad?
Homenaje institucional a Antonio Gala en Córdoba
EL catedrático Rafael Castejón y Martínez de Arizala (1893-1986), fue un personaje clave en el mundo de la intelectualidad cordobesa desde los años 30 hasta su muerte y su carácter influyó en los usos y tiempos de aquella Córdoba. Arabista, arqueólogo, ... académico y político , su nombre se vincula, sobre todo, a la Facultad de Veterinaria , orgullo universitario de Córdoba. Buen conocedor de la ciudad y sus gentes, de él es la dura afirmación, «Córdoba es madrastra para sus hijos y madre para los de fuera». Esta semana la puse en una de mis cuentas en redes sociales, interrogando si era cierta o, por el contrario, éramos los cordobeses los que no nos portábamos bien con Córdoba. Se generó un interesante debate, cuyas mejores aportaciones recojo aquí. Paloma dijo: «Con la perspectiva que me da el verlo desde fuera, me atrevería a decir, que evidentemente es mutuo. Ni la mayor parte de los cordobeses sabéis apreciar la grandísima joya que tenéis la suerte de poder disfrutar, ni Córdoba valora la cantidad de gente valiosa que ha salido de entre sus hijos, que sí son admirados y reconocidos fuera». Ángela opinó: « Respecto si Córdoba ama a los cordobeses , mi pregunta sería… ¿amamos los cordobeses a nuestra Córdoba?». Marián lo tuvo claro: «Es inquietante por lo que de cierto tiene». Jesús dijo: «Creo que Córdoba es una buena madre para todo el que la ama. Incluso para los no nacidos en ella. Si algunos cordobeses influyentes no reconocen la valía de personas cultas e inteligentes, es culpa de esa minoría de ignorantes , engreídos y, acaso, envidiosos. No es culpa de la ciudad». Y José Ángel acudió a un irrefutable caso de nuestra historia: «Me temo que es cierta. Y hay muchos ejemplos. Manolete no quiso torear las dos últimas temporadas en Córdoba por los desaires que recibió».
Tuve el honor de que participase también el insigne doctor Manuel Concha , largo tiempo afincado en Córdoba, trabajando para prestigiarla y al servicio de los cordobeses: «Personalmente, creo que Córdoba sí cuida a sus hijos , los cordobeses, y a los que creen en ella. Otra cosa es que, algunos no crean en su ciudad y no aporten su entusiasmo para contribuir a enaltecer esta bella y sugerente ciudad a… esta lejana y sola… Córdoba callada que decía el poeta».Ahí queda eso, con el debate abierto. ¿Da Córdoba oportunidades a sus hijos más preparados para que trabajen por ella y crezcan a la vez? ¿Sabe contar con los mejores? ¿Ama Córdoba a los cordobeses? Y, por otro lado, ¿los cordobeses tratamos a Córdoba con el limpio estilo de los buenos hijos , el del coraje y el de la entrega, el del testimonio y el de las obras, el de los valores personales y cívicos, con la laboriosidad en las profesiones, generosidad y sentido de servicio y con la cotidiana conducta respetuosa de las leyes, de los derechos ajenos, solidaria con el interés general? Sería inquietante que la respuesta a estos interrogantes fuese negativa .
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