Si vis pacem

Los cañones sirven para disparar balas que destruyen los muros de las casas y destrozan toda la carne que se ponga por delante. Una granada es mortal cuando cae como pedrisco funesto donde están aquellos que el que la ha lanzado considera enemigos. Un carro de combate puede servir en último término para avanzar por una población masacrada por los fusiles y por las bombas de los aviones y para amedrentar más todavía a la población indefensa. Incluso hasta los que tienen cosas así en las manos sin la menor intención de utilizarlas hasta que no se haya colmado el ancho vaso de todas las soluciones anteriores saben todo lo que puede destrozar su material de trabajo. Como los años que van royendo la vista, la espalda y los huesos, son malas, pero su única ventaja es que la alternativa de no tener nada con lo que defenderse es muchísimo peor.

A cualquiera le gustaría que en Córdoba hubiese naves industriales llenas de libros que apenas durasen unos pocos días hasta distribuirse por las librerías en que las esperasen lectores ansiosos por meterse en sus páginas. Todo el mundo querría asomarse a ventanas de la Judería y de los barrios clásicos y ver trabajar en artesanía exquisita y en lienzos que después hubiese dinero para comprar y colgar en casa. El mundo occidental quedó escaldado después de la II Guerra Mundial y en ciertos momentos rozó con la yema de los dedos la utopía a fuerza de predicar con el ejemplo y de borrar en la práctica las fronteras. Cuando la amenanza nuclear se hizo más difusa al caer el telón de acero alguien soñó con el fin de la historia, pero la Guerra Fría apenas había movido un poco las fichas del tablero.

Mientras el dolor y la compasión por quienes huyen en Ucrania de las bombas y de los tanques asalta las pantallas en las que había ficciones para evadirse, muchos se preguntan dónde se detendrá el invasor y cuáles serán los próximos objetivos de este Risk siniestro con sangre de verdad. Apartir de cierto lugar, si se atreve a llegar, la guerra puede ser también cosa de todo aquello que se almacenará, reparará y gestionará en la Base Logística de Córdoba . Ganar la batalla con su ayuda será el escenario menos malo dentro de la catástrofe que siempre es aquello que amenaza en estos días. Lo terrible es perder. «Si vis pacem, para bellum» quiere decir en el fondo que la paz se defiende con armas y soldados.