Relevo en la «Guzmán el Bueno»

El general Lázaro, entre unos y otros destinos, ha pasado los últimos diez años de su vida militar en Córdoba : ha sido jefe de Estado Mayor de la Brigada X, coronel jefe del Regimiento «La Reina» y, los últimos tres años, jefe de la «Guzmán el Bueno». Se lleva de esta etapa de su vida la satisfacción del deber cumplido por haber sabido mantener la preparación y motivación de los cas i tres mil quinientos hombres y mujeres que forman la unidad, ampliando su estructura y teniéndolos listos para cualquier tipo de contingencia, sin importar lugar ni tiempo. Bajo su mando, la «Guzmán el Bueno» ha repetido sus despliegues al servicio de la política exterior española en el Líbano y los ha iniciado en Irak y en Letonia.

Pero junto a la satisfacción por el deber cumplido, el general Lázaro se lleva también la valoración de su trabajo por sus superiores, demostrado con su ascenso, el respeto de sus subordinados y el cariño de Córdoba. Es nuestro general hombre discreto, trabajador, inteligente y largamente preparado. Estas cualidades han sido reconocidas en Córdoba, que siempre premia silenciosamente a quienes sirven bien y aumentan el buen nombre de Córdoba. Al irse, los despide con un aplauso y la promesa de guardarles un lugar en su memoria. Enhorabuena, amigo Aldo, por ese ramillete de amigos que has forjado aquí y que te permaneceremos para siempre. Buena suerte en tu nuevo destino.

Y si la Brigada «Guzmán el Bueno» recibe a su nuevo jefe lanzando al aire de Cerro Muriano su lema de «Sed fuertes en la guerra», Córdoba le da la bienvenida recordando el de la ciudad: «Casa de guerrera gente y de saber clara fuente». Pasan los siglos y cambian las formas y estructuras castrenses, siempre en busca de mayor eficacia y modernidad, pero permanece inalterable el fondo: compromiso de servicio y espíritu de sacrificio por España y los españoles. Tampoco Córdoba, dos veces milenaria, ciudad sabia y capital en la Historia muchas veces, ha mutado su fondo de buena relación con la milicia . La ciudad nació como campamento militar romano, fue capital de la frontera en la Reconquista, en Montilla nació el Gran Capitán y Córdoba alberga desde el siglo XIX a unidades punteras del Ejército. En pocos lugares se manifiesta mejor la sintonía necesaria entre pueblo y ejército como en Córdoba. Por ello le damos la enhorabuena al general Ignacio Olazábal, al tiempo que le deseamos la mejor de las suertes.