En busca del tiempo perdido

En estos tiempos con tendencia a la indefinición genital, aparece un político andaluz de izquierdas con las ideas claras, aunque concentradas entre las ingles. Él tenía claro dónde estaba cada cosa en cada cuerpo, a qué sexo tradicional pertenecía , y cuáles eran sus posibilidades de uso. Y las ideas claras, pensó el incontinente, tienen precio. Por eso cargó su desenfreno en la cuenta de todos los andaluces, más estrechos de miras.

Sostiene la leyenda judicial que quien fuera director general de la Faffe (Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo) acostumbraba a psicoanalizarse de cintura para abajo en los que su chófer llamó « sitios de lucecitas ». Por tratarse de una medida terapéutica que afectaba al interés público, dada la categoría del enfermo, no puede considerarse impropio que el iluminado se fuera de ramería en el coche oficial.

Dicen que en una sola sesión llegó a gastarse cerca de 15.000 euros . Quizá se deba a que las consoladoras que trataban al ex jefe de la Faffe tenían un alto nivel de especialización profesional. Y el conocimiento hay que pagarlo. En la Universidad española, no. Porque en la Universidad española se trabaja, en general, con la cabeza, que es la parte más económica del cuerpo humano. El usuario de hurgamanderas autonómicas asegura que «se trataba de relaciones institucionales», por lo que no puede descartarse una estrategia socialista para conseguir información vaginal por medio de la cópula mercenaria. Para construir la España de 2050 , toda prostitución será poca.

Este artículo exige un nivel intelectual desusado, por lo que voy a recargarlo de referencias literarias. Citas abundantes, como en la tesis doctoral de Pedro Sánchez , que su autor convirtió en una provechosa casa de citas. Siguiendo al Arcipreste, en dos cosas empeñó su vida el ex jefe de la Faffe: conseguir el salario máximo y «aver juntamiento con fembra plazentera». El juez dirá si le compensó tanto esfuerzo. Un hombre de esa acusada vocación prostibularia, por fuerza había de conocer la poesía pornográfica atribuida a Espronceda. En un poema dedicado a «La mujer pública», canta así a la musa del político andaluz: «Más digno es de adoración y gloria / el ser a quien dedico mi poesía, / pues que con voz que el entusiasmo inmuta, / canto a la gran mujer, canto a la puta». Al de la Faffe le ha sucedido con el tiempo pasado en los burdeles andaluces lo de la coplilla de mi admirado Manuel Alcántara : «Yo puedo perder el tiempo, / que el tiempo que yo he perdido / suele volver con el tiempo». Aquel tiempo perdido por el ex jefe de la Faffe ha vuelto. Al juzgado.