CRÓNICAS DE PEGOLAND
Gente bien
Los jefes del Scándalo han declarado que buscaban refugio a las mujeres en los conventos de monjas
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Iniciar sesiónDe todas las cosas raras que me han pasado en la vida, supongo que haber sido testigo del matrimonio de una trabajadora del sexo y de su proxeneta es de la que no debo contarles a mis nietos. Ya que estamos, me explayo. Tendría ... que ser a finales de los noventa cuando este que firma era un joven asesor municipal del entonces gobierno de coalición de izquierdas, saludado por la prensa local con titulares de soflama y clamor popular. Por el pasillo del edificio municipal de Capitulares, apareció una fornida pareja de agentes uniformados que acompañaban a un caballero esposado procedente, si no recuerdo mal, de la penitenciaría de Alcolea, donde cumplía condena por esas cosas que pasan en la vida. Un mal asunto, según explicaba subiendo los hombros hasta las orejas. De esos que mejor no preguntar.
El gachó era un viejo conocido de los bajos fondos de aquí a la provincia de Jaén, con labia para dar y regalar, que aparecía siempre en los sitios con unos mendas que daban susto. Un tío simpático y tirando a chaparro que empezó en la industria farmacológica y acabó controlando a una dama joven de inequívocas facciones eslavas, rubia y grácil, que ejercía el oficio más antiguo del mundo en garitos del Centro antes de que internet cambiase estas ominosas costumbres del contacto carnal. Aviso a ofrendiditos y defensores de los derechos humanos: a ver si se van a creer ustedes que los reportajes se escriben solos. De todo hay en la viña del Señor.
La cosa es que los uniformados acompañaban al caballero con los grilletes puestos con el objetivo de consolidar la relación mediante el correspondiente acta matrimonial tras el permiso del juez de vigilancia penitenciaria . La ceremonia la llevó a cabo un concejal que ya no recuerdo y que organizó el siempre competente departamento municipal de Protocolo, entonces dirigido por la gran Margarita Ruiz Schrader. Y como no es cuestión de dejar a la gente casarse así como así en la vida, pues que allí estaba el que antefirma para poner su rúbrica en el papeleo del asunto ejerciendo como testigo de aquella pareja. Al término, hubo besos y algún abrazo . Os deseo lo mejor y tal. Momento en el que los agentes del cuerpo correspondiente de la seguridad del Estado realizaron la conducción del feliz marido de vuelta a la trena dejando a la bella eslava novia sin tarta, ni orquesta, ni vals vienés.
No he vuelto a ver ni a aquella mujer ni a su entonces marido en estos veinte años. Como aquel día, les deseo lo mejor -si es que aún siguen juntos- aunque no sea ese un sector donde triunfen los finales felices. Pero me vino el recuerdo de aquella boda a la cabeza cuando los jefes del Scándalo han declarado en sede judicial que llevaban a las mujeres a conventos para quitarlas de la mala vida. Empleados de hoteles donde se hacen cosas, sí, pero con valores, señoría. Chulos pero con conciencia. Gente bien.
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