Con la polémica a cuestas en Cabra o Dos Torres

Las explicaciones no calmaron los ánimos y obligó al alcalde de la localidad, Manuel Torres, a dar una rueda de prensa en la que se llegó a emocionar al tener que haber hecho frente a una polémica, que a su juicio, partió de una lectura descontextualiza de los hechos.

En Cabra, una cruz de similares características a la arrancada y destruida hace escasos días en Aguilar de la Frontera aún permanece erigida en el Cementerio Municipal San José, lugar al que fue trasladada en el año 2004 de su enclave original, junto a la entrada al patio de armas del Castillo de los Condes de Cabra. A diferencia de la extinta Cruz de las Descalzas, la egabrense no solo rendía homenaje a los caídos en el bando nacional durante la Guerra Civil Española sino también, en una de sus dos lápidas, quedaban recopilados los nombres de todas las personas que fallecieron durante el bombardeo sobre l a población civil egabrense acaecido el 7 de noviembre de 1938 .

El traslado de los elementos que componían el monumento erigido durante al dictadura franquista se trasladó sin levantar suspicacia de ninguna índole según propuesta del entonces alcalde andalucista Ramón Narváez , en el año 2004 , con el que se dio cumplimiento a una moción presentada por Izquierda Unida dos años antes y que recibió el respaldo unánime de todos los grupos representados en el pleno de la Corporación.

Córdoba capital también vivió una agria polémica con los mismos ingredientes: una cruz, simbología franquista y peticiones para su retidada. Ocurrió en 2008 , con los primeros pasos de la Ley de Memoria Histórica y en plena ebullición de retirada de las calles, plazas, parques, avenidas o cualquier espacio público de elementos que hicieran apología del Franquismo . El foco de la polémica fue la cruz erigida en la avenida de Vallellano , en los jardines que hay frente a la sede de la Subdelegación del Gobierno en Córdoba . El subdelegado por aquellos años, el socialista Jesús María Ruiz , fue el encargado de avivar la polémica con sus continuas indecisiones.

La cruz era patrimonio del Estado pero estaba en suelo municipal. Ni Gobierno central ni Ayuntamiento se ponían de acuerdo sobre quién debía retirar el símbolo. Al final se mantuvo, eliminando el escudo de la Falange que tenía en su base. Otras cruces, aún eliminando su pasado franquista, han acabado en peores lugares. Los socialistas nunca quisieron retirar la cruz que hoy sigue en los jardines.