El Banco de Alimentos de Córdoba, desbordado por la demanda y la solidaridad

Antes de que comenzara la crisis, explica Eslava , en torno a 500 familias de la capital cordobesa -y un poco más en la provincia- dependían en mayor o menor medida del Banco de Alimentos para su sustento. Para atenderlas, las necesidades se cifraban en 125.000 kilos de comida cada mes, equivalente a 125.000 euros en metálico, a razón de un euro por kilo. En la cesta del Banco de Alimentos entran productos básicos y económicos, pero al mismo tiempo nutritivos. Pasta, arroz, legumbres, aceite, leche, frutas y verduras... suficiente para que ninguna familia tenga que pasar hambre. El problema es que esas necesidades han cambiado. Y lo siguen haciendo cada día y casi cada hora. Eslava lo explica así: «Algunas asociaciones nos dicen que preparemos para diez familias y a la media hora indican que son 25, y mañana son 50 . Llega un momento en que no sabemos lo que tenemos que preparar. Ya hemos optado por pedirles a los colectivos que vengan y nos digan lo que quieren llevarse».

La cifra de demandantes se ha multiplicado por seis desde que se puso en marcha la plataforma Todos por Córdoba , el pasado 9 de abril, que aglutina toda la ayuda de emergencia y pone en contacto a asociaciones, donantes, voluntarios y personas necesitadas. Ahora hay unas 3.300 familias registradas con 13.000 cordobeses que reclaman ayuda para la alimentación y otras necesidades básicas, según apuntaron ayer los técnicos municipales que visitaron las instalaciones del Banco de Alimentos. La delegada de Solidaridad, Eva Contador (PP) , que también acudió al centro, indicó que cada día se registran de media en la aplicación 190 familias, si bien «pensamos que ya hemos llegado al pico». Algunos de esos solicitantes nuevos, aclaró Contador, ya estaban siendo atendidos por otros medios pero no aparecían aun en la plataforma.

En condiciones normales, el Banco de Alimentos se abastecía gracias principalmente a la Operación Kilo , campañas frecuentes de recogida de alimentos en supermercados y otros establecimientos que llenaban los palés de las naves del Matadero. También contaban con donaciones , tanto en especies como en metálico, y fondos propios para la compra de alimentos. Ahora la situación es diferente. La Operación Kilo, por razones obvias, no se puede realizar en estos momentos, por lo que merma la entrada de alimentos al tiempo que aumentan los demandantes. Por ahora, el Banco de Alimentos aguanta la presión gracias al aumento de las donaciones de empresas, pero «no sabemos si van a cerrar o no», dice Carlos Eslava. Si se corta ese suministro procedente de la solidaridad empresarial, «tenemos que buscar 125.000 euros todos los meses . Ese es el reto que tenemos ahora. Esto no es una carrera de ahora, sino que durará meses», dice el presidente.

Para conseguir aumentar las donaciones de empresas, la participación del Ayuntamiento ha sido fundamental . El Banco de Alimentos firmó un convenio al comienzo de la crisis para que el Consistorio cordobés se encargara de fomentar las entregas solidarias. Y ha funcionado. Los lotes de comida puestos a disposición del Banco de Alimentos están cubriendo lo que antes se conseguía con la Operación Kilo, pero además se han obtenido fondos en metálico. Sólo en los primeros cuatro días de funcionamiento de Todos por Córdoba se recogieron 120.000 euros , suficiente para cubrir las necesidades del Banco de Alimentos durante todo un mes. Y también se han incorporado a la actividad otros organismos municipales, como Mercacórdoba, los Bomberos o la Policía Local.

El Banco de Alimentos se encarga de distribuir toda esa ayuda alimentaria a las ONG que después la reparten en sus zonas de actuación. Hay asociaciones que recogen cada semana miles de kilos de comida, y los albaranes se anotan a mano. La tarea logística del Banco de Alimentos es enorme , pero al menos la plataforma Todos por Córdoba ha conseguido poner un cierto orden en la gestión. «Nos facilita la localización de personas con necesidad y la entrega de alimentos, porque nos dice donde está la necesidad», confiesa Eslava . Antes, cada asociación iba por su cuenta y se producían duplicidades en las entregas o, peor aún, quedaban zonas por cubrir, sobre todo las más conflictivas. «Estos pobres son los míos», dice Eslava que pensaban las ONG. «Ahora todas las entidades están integradas y eso es maravilloso», concluye.