El Ayuntamiento de Córdoba intenta en las Caballerizas Reales el «modelo Málaga» de museos

El alcalde, José María Bellido (PP), ha asegurado en varias ocasiones a lo largo del mandato que, al igual que ha hecho su homólogo en Málaga, Francisco de la Torre , piensa usar esta vía de negociaciones directas con centros culturales ya instalados y con un nombre propio en el mundo del arte por una razón. En la ciudad andaluza ha funcionado lo que ha permido dotar de un agenda museística viva gracias a la apertura de equipamientos como el Museo Thyssen (que alberga la colección privada de Carmen Cervera), el Ruso (que ofrece parte de los fondos del museo estatal de San Petersburgo) o el Pompidou (la primera delegación fuera de Francia del centro nacional de arte Georges Pompidou de París).

El gobierno municipal lleva meses trabajando en un primer acuerdo estable con una o varias instituciones museísticas europeas con el propósito de que usen el futuro centro expositivo de las Caballerizas Reales para mostrar sus fondos. El candidato más sonado llegó al Pleno y fueron las negociaciones abiertas con los Museos Vaticanos que buscan un emplazamiento de calidad para sus amplísimos fondos. También existen conversaciones prolongadas con un centro cultural nacional especializado en arte realista e hiperrealista que tiene una amplia colección de autores contemporáneos que podría contribuir a una oferta estable de exposiciones en el nuevo espacio.

La pretensión de incrementar la oferta de museos y centros culturales en Córdoba es firme. El problema es que el Ayuntamiento de Córdoba no cuenta con una colección propia lo suficientemente relevante como para abrir un museo o sala de exposiciones que tenga tirón para el público. Todos los museos abiertos actualmente que dependen de la red municipal, como el Taurino o el Romero de Torres , dependen de fondos propios que se han ido configurando con los años gracias a adquisiciones, donaciones o préstamos. La reflexión municipal es que, si se quiere fortalecer esta oferta concreta, hay que persuadir a las instituciones que tienen su propio catálogo para que lo expongan en Córdoba con la apertura de sucusarles que permitan exhibir una serie de exposiciones anuales de interés.

La pretensión de crear un museo estable en la planta alta del pabellón norte de Caballerizas Reales la abrió siendo alcalde de Córdoba el fallecido Andrés Ocaña con motivo de las negociaciones por la colección de Pilar Citoler . Se trata de una sala muy espaciosa, de planta rectangular, que no cuenta con división alguna y permitiría una sala expositiva de mayor superficie y versatilidad que la mejor disponible en estos momentos, la sala Vimcorsa. Constructivamente, cuenta con un problema. Actualmente, no es apta para personas con problemas de movilidad. Ese es uno de los planteamientos que debería solventar el expediente de la Gerencia de Urbanismo: dónde colocar ascensores y escaleras. Del mismo modo, tendría que responder al problema de los accesos de Caballerizas Reales que han sido objeto de varios informes técnicos.

Todos los documentos que se han hecho hasta la fecha -el último, del arquitecto Rafael Obrero- proponen modificar los accesos mediante una obra en el jardín alto del Alcázar generando una nueva entrada por el edificio del lateral oriental de Caballerizas, donde se encontraban los dormitorios de la tropa. Es la parte que tiene menos valor del monumento y donde no habría problema alguno para crear huecos de comunicación vertical, generar taquillas o establecer una zona de re cepción al público mínimamente digna. Córdoba Ecuestre propuso crear el Museo del Caballo pero exclusivamente en la planta baja (en las cuadras) dejando la zona alta para exposiciones y la organización de charlas que estarían limitadas por la capacidad portante de la estructura. Una de las cuestiones que nunca se han acometido es calcular cuántos kilos por metro cuadrado serían capaz de colocarse en el forjado, un dato clave, por ejemplo, para exposiciones de escultura.

El Ayuntamiento acometió en 2008 la rehabilitación estructural de toda esta zona de Caballerizas. Lo hizo mediante dos contratos sucesivos (la primera empresa, Clar, dejó el proyecto a la mitad al suspender pagos) con un presupuesto cercano a los dos millones de euros. El Consistorio nunca llegó a rematar esta parte del inmueble más allá de evitar que se viniera abajo. Desde entonces, nunca se han impulsado las inversiones para que se convierta en una sala de exposiciones viable a pesar de que dispone de una magnífica ubicación, a tiro de piedra de la Mezquita.