Aumente

Este delineante ha dado la justa medida de lo que habita el interior del cogobierno municipal . Una construcción política amorfa, roma de gestión y alejada de la realidad y los intereses o preocupaciones de la ciudad que se supone tenían que gobernar. Aumente ha sido la oposición en el pastiche oficial de Ambrosio , García y el ente podemita . Su «calentón», como vino a definir la alcaldesa, ha sido a fuego lento. Ensambló la carrera oficial en el entorno de la Mezquita-Catedral con la regidora de perfil por si se estrellaba, el entorno político-vecinal echando leña, el displicente concejal de Izquierda Unida , con responsabilidad en Turismo, bombardeando el invento y lanzando el mensaje de que el recinto era inseguro; y los amigos de Pablo Iglesias y su chalé de lujo criticando la «privatización del espacio público». Como para que el señor Aumente no sepa de Bomberos a estas alturas con tanto pirómano dentro de la Junta de Gobierno Local . Como el nuevo itinerario ha sido un logro, todos a colgarse las medallas, claro está. Ha habido veces que se ha entendido mejor con los canónigos que con los camaradas de bancada . Y eso tampoco se lo perdonan.

Aumente siempre fue visto por Ambrosio como el hombre de Durán en la planta noble de Capitulares. Un topo. Pero para no ser de la cuerda de doña María Isabel, y tampoco ser propenso al omeprazol, ha demostrado tener sentido común suficiente como para anteponer los intereses de todos los cordobeses a los particulares ...,aunque haya sido un poco tarde, repito. Y hoy en día es ese ejercicio de sentido común el que más se valora por los ciudadanos en cualquier parte, asqueados de todo lo demás. Probablemente, otro concejal con la misma responsabilidad y a estas alturas de la precampaña electoral , jugándose el puesto en la lista de 2019, hubiera aguantado el chaparrón de los bomberos con pellejo y hubiera seguido el relato oficial o el silencio sepulcral .

Córdoba lleva demasiado tiempo con «políticos como estos» , que por otro lado, pudieran ser los merecidos por una sociedad indolente y huérfana de ambición y compromiso, sin una idea común y compartida de la misma ciudad. Al menos hay que agradecerle a don Emilio este soplo de aire fresco .