Las atracciones de la Feria de Córdoba también resisten al calor

Lo dicen varios, pero sobre todo Luis Jiménez , todo un veterano de la cita, ya que empezó a llegar cuando el traslado a El Arenal, primero con el Ratón Vacilón , todo un clásico, y ahora con el Ala Delta , que en los últimos años ni siquiera ha variado su ubicación a pocos metros de la Caseta Municipal y al principio de la calle del Infierno . «Esta atracción va muy bien, parece que a la gente le gusta bastante todos los años», dice, mientras habla de cómo ha visto evolucionar la fiesta desde su traslado.

Para él, la crisis se notó «como se notó en todos los aspectos» de la vida, en los últimos años de la pasada década y en los primeros de la actual, pero también constata que se ha resistido y que ahora se nota más alegría. En la Feria de Córdoba en ese momento hay 35 grados y Luis Jiménez, que se cobija debajo de una sombrilla para controlar el acceso a su atracción y supervisar que todo marcha bien en una de las estrellas de este apartado de la Feria de Córdoba , no tiene problemas para hablar del calor: «Míreme, tengo la cara llena de gotas, porque me acabo de refrescar en la fuente». Y en el Ala Delta, en las horas en que otros estarían echando la siesta, hay unos valientes que se han subido, «y merece que les den una medalla». Por eso el público ha preferido más bien el caer de la tarde y la noche .

Lo mismo constatan en las atracciones que tienen un público más específicamente infantil , y que explican que los días con más intensidad de trabajo son siempre los fines de semana y los que llegan a partir del miércoles, cuando los más pequeños tienen vacaciones en el colegio . Medio centenar de lugares les han cobijado en estos días, con aventuras para todos los gustos, desde lo más sencillo hasta quienes suben a las alturas de la ciudad y bajan para contarlo.