Perdonen las molestias
Arquímedes y todo lo demás
Cuanto más ensanchamos el pulmón verde en los parques periurbanos, más lo encogemos en los Jardines de la Victoria
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Iniciar sesiónHAY una ley no escrita según la cual todo el espacio verde que se gana en la periferia de Córdoba se pierde por el centro. De tal forma que la Asomadilla , primero, y el Patriarca , ahora, se van a convertir en ... dos señores parques periurbanos ubicados en el borde del casco por la zona norte. El Patriarca llega tarde y bien. Sesenta hectáreas de bosque mediterráneo para insuflar oxígeno en la ciudad y frenar toda tentación especulativa en las estribaciones de la sierra.
Pero volvamos al principio de Arquímedes sugerido en la primera línea. Y recordémoslo. Dice así: «Un cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje hacia arriba igual al peso del fluido desalojado». Un fenómeno parecido es lo que está pasando con las zonas verdes de esta deliciosa ciudad que se llama Córdoba. Cuanto más ensanchamos el pulmón de la periferia, más lo encogemos en los Jardines de la Victoria .
Por ejemplo. Al Parque de los Patos le pegaron un bocado de casi 8.000 metros cuadrados para construir una biblioteca pública. No había, por lo visto, otro suelo disponible en la ciudad para colocar el equipamiento que no pasara por perpetrar este jardincidio infame. Y ahí lo tienen: doce años después y la biblioteca sigue atascada en algún nudo del aparato burocrático.
Y, si teníamos poca zona verde en el centro de Córdoba, toma tajo que le hemos vuelto a dar a los Jardines de la Victoria en todas sus vísceras. El clásico truquito de reconversión de la antigua Caseta del Círculo de la Amistad . Que entra en la Gerencia de Urbanismo como el esqueleto metálico que todos ustedes tienen en la memoria y sale convertida en un complejo comercial con no se sabe cuántos metros cuadrados más edificados. El típico milagro del pan y los peces en suelo urbanizable y tiro porque me toca.
Después está el misterio del Centro de Educación Vial . ¿Alguien sabe qué diablos hace el Centro de Educación Vial en el interior del parque más neurálgico de Córdoba? ¿No ha habido tiempo en cuarenta años de reubicarlo en otro lugar para ampliar los jardines? ¿Tiene que estar precisamente ahí? No hace falta que contesten a ninguna de las tres preguntas. Ya se contestan ellas solitas.
Y finalmente el enigmático caso del hotel oxidaíto ubicado en suelo público en los años cincuenta del siglo pasado en una operación urbanística que hoy no pasaría ni un examen de la Señorita Pepis. Tres cuestiones rodean al enigma del oxidaíto. Primera: ¿por qué el suelo de propiedad municipal no revirtió a la ciudad cumplidos los cincuenta años de concesión? Segunda: ¿por qué un ayuntamiento presuntamente ecologista estuvo dispuesto a autorizar un rascacielos en la fachada principal del parque en contra del PGOU? Y tercera: ¿por qué diablos no se colocó una palmera en su lugar?
El principio de Arquímedes tiene estas cosas. La presión urbanística ejercida sobre un parque crucial en el centro urbano experimenta un empuje a la periferia igual a la zona verde desalojada. Hectárea arriba, hectárea abajo. Parece un principio físico estrafalario y efectivamente lo es. No tiene ni pies ni cabeza y, sin embargo, ahí están las pruebas irrefutables para verificarlo.
Por lo demás, la operación del parque periurbano del Patriarca nos parece de lo más pertinente. Más allá de las ocurrencias de Arquímedes y todo lo demás .
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