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Perdonen las molestias

Aquellos tiempos

El estado de alarma era la fuente de todos los males. Y eso tranquiliza una barbaridad. No me digan que no

Pedro Sánchez, en su rueda de prensa de ayer en la Moncloa REUTERS/Juan Medina
Aristóteles Moreno

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Contra el estado de alarma se vivía mejor. No me digan que no. Te levantabas por la mañana sabiendo quién era el culpable , sobre qué espalda debías hacer descansar la curva de infectados, a qué ministerio se podía imputar el desplome del PIB, ... a quién tenías que endosar los muertos y así sucesivamente. Parece un contrasentido, queridos contribuyentes, pero la vida transcurría más liviana en medio del desastre.

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