Soy cordobita
El apocalipsis del aceite de oliva
Los donuts o la coca cola deberían tener aranceles por los gastos del sistema sanitario para combatir la obesidad
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Iniciar sesiónEste fin de semana me encontraba desayunando en una taberna con alma , de las de Córdoba, no franquiciada, hecha de la personalidad de un maravilloso empresario que tuvo el arrojo hace unos años de mirar al río , cuando todo el mundo ... le daba la espalda, y mi deleite era máximo pues degustaba un zumo de naranjas de Palma del Río , un pan de horno regado por un aceite de oliva virgen extra de la subbética cordobesa , con tomate rosado de la Vega del Guadalquivir y jamón de las dehesas de los Pedroches .
Pura poesía... y mis ojos sobrevolando los arcos del puente romano atisbaban a lo lejos olivares centenarios capaces de dar su mejor cosecha a los 150 años. Era el 12 de octubre, día de la Hispanidad, día de Nuestra Señora del Pilar y pensaba con orgullo la inmensa suerte que tenemos en España al heredar esta rica tradición culinaria de la dieta española que nos mantiene como uno de los pueblos más longevo del mundo. No hay farmacéutica americana, suiza o francesa que sea capaz de inventar un alimento milagro como el aceite de oliva virgen extra. Deberíamos comercializarlo como el elixir de la eterna salud .
Y mientras, leía en el periódico que el señor del mundo, el todopoderoso Trump , cuyo apellido ya presagiaba desde su niñez los caprichosos envites que tendríamos que soportar de él, enfadado por las ayudas que la UE había dado a los fabricantes europeos de aviones Airbus , que perjudicaban a la estadounidense Boeing, y amparado por el arbitraje de la OMC , amagaba con imponer aranceles de hasta el 25% a productos españoles, por valor de 1.000 millones, de los cuales 530 recaen sobre el aceite de oliva afectando al 20% de las exportaciones cordobesas. El apocalipsis del aceite de oliva español está servid o: aranceles y descenso de la competitividad frente a los griegos e italianos, precios bajos que no cubren los costes de producción, cambio climático que amenaza la calidad del proceso de maduración, recogida y almacenamiento, falta de lluvia, nuevos modelos de cultivo intensivos que sustituyen la calidad del tradicional, la falta de posibilidad de almacenamiento a un precio actualizado...
Todos esos problemas pueden tener una solución política, técnica o científica pero lo que no lo tiene tanto es el colonialismo cultural que ha hecho que desayunemos cereales Kellogs , comamos hamburguesas con ketchup y mahonesa , bebamos Coca cola , merendemos Donuts y cenemos pizza . Estos alimentos, que sustituyen al pan aceite con jamón, al potaje, al vino y a la ensalada mediterránea, debieran ser declarados como basura nociva para la salud por la OMS y penalizados con aranceles para financiar los gastos que provocarán en el sistema sanitario europeo y que harán que los jóvenes españoles ya no figuren entre los pueblos más longevos del mundo y que los jóvenes cordobeses no puedan seguir viviendo de esta industria vital para Córdoba.
Pero claro para eso deberíamos amar y conocer lo nuestro, ¿no creen?
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