Ambrosio: «La acogida del bono social es la que esperaba»

Llama la atención que tan escasa acogida cumpla las expectativas de un equipo de gobierno que apostó fuerte por este bono social, con declaraciones grandilocuentes que pretendían posicionar al de Córdoba a la cabeza de los ayuntamientos del cambio. De hecho, el mínimo vital de agua en Emacsa —una medida incluida en el plan de rescate pactado entre el cogobierno y Ganemos— le valió a Ambrosio para codearse con las alcaldesas de Madrid y Barcelona en un encuentro sobre la gestión pública del agua, en el que la regidora de Córdoba defendió que su Ayuntamiento había sido «pionero» en la prohibición de cortes de agua por situación de precariedad y la aplicación del mínimo vital garantizado para familias sin recursos.

Sin embargo, el lento despegue de la medida ni sorprende ni preocupa a la alcaldesa. En primer lugar porque, afirma, las cifras son lo de menos.Y también porque «sólo hemos evaluado los tres primeros meses». No hace falta explicar las dificultades de la aplicación del plan, que precisa de una coordinación total con los servicios sociales a la hora de certificar qué familias pueden acogerse y cuáles no a través de unos criterios muy concretos. El asunto se complica si la difusión de la medida no ha estado a la altura de lo que se precisaba. «Desde que se puso en marcha, fundamentalmente hemos comunicado y difundido ante los servicios sociales» para que estos lo ofrezcan a las familias que acuden en busca de ayuda, explicó la regidora. Este trabajo tiene ahora que intensificarse para que «no haya ninguna familia que no se acoja a la medida por no conocer el itinerario», afirma.

En cualquier caso, insiste, no se trata de una cuestión de números. «La medida no se hizo por la cantidad de familias que se pueden acoger a ella, sino por lo que persigue», que es garantizar el suministro de agua a quien no pueda permitirse su pago.