Campo
La sequía, los bajos precios y los mayores costes ahogan al cultivo del melón
La superficie alcanzaba el año pasado las 206 hectáreas en la provincia, un 34,4% menos que en 2021
Melón: los beneficios de una fruta que en realidad es una verdura
Pablo Cruz
Córdoba
A lo largo de las próximas semanas dará comienzo la campaña de recogida del melón, un cultivo que ha tenido históricamente cierta presencia en algunos municipios del sur de la provincia, como es el caso de Montalbán, Santaella, Puente Genil o Benamejí ... , pero que en el cómputo general a nivel autonómico está muy por detrás de provincias como Almería o Cádiz.
Al igual que está ocurriendo con otros alimentos, la recolección está marcada por la baja pluviometría, las altas temperaturas y las reducidas dotaciones de agua aprobadas para este campaña estival y otoñal por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), ya que la mayor parte de las explotaciones que siembran este producto son de riego. Al mismo tiempo, se ha producido un desplome de los precios, incluso por debajo del umbral de rentabilidad de estos agricultores.
Estos aspectos, junto con el fuerte incremento de los costes, han provocado que no pocos productores de melón hayan decidido no cultivar esta hortaliza este año, menguando más aún el área sembrada en Córdoba, que ha ido a menos con el paso del tiempo. De este modo, según los datos de la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, la superficie alcanzaba el año pasado las 206 hectáreas en la provincia. Esta cifra son 108 menos que las correspondientes a 2021, lo que representa una bajada del 34,4 por ciento.
La tendencia a la baja que vive este cultivo se observa en el hecho de que en dos décadas el espacio se ha quedado en una cuarta parte a lo que había en 2022, momento en el que se superaban las 800 hectáreas.
Estos datos sitúan a Córdoba en la mitad de la tabla andaluza, superando a las provincias de Jaén (27 hectáreas), Huelva (52), Granada (66) y Málaga (74). Por delante aparecen Sevilla, con 340 hectáreas; Cádiz, con 530; y Almería, que lidera el ranking gracias a la fuerte implantación de los invernaderos en esa zona, con 2.431 hectáreas. También la cosecha se ha ido reduciendo, puesto que el año pasado se llegaron a las 3.922 toneladas, un tercio respecto a la que hubo 12 meses atrás.
Tampoco hay buenas noticias en lo que se refiere a la rentabilidad de las plantaciones. Los precios se situaban la semana pasada en los 0,62 euros por kilo, según las estadísticas oficiales publicadas por la Administración autonómica frente a los 0,97 euros que se pagaban hace justamente un año. Estas cantidades que perciben los agricultores, que han sufrido una merma interanual del 36 por ciento, contrasta con los más de 1,4 euros por kilo que desembolsan los consumidores en los supermercados.
Al mismo tiempo hay que recordar las dotaciones de agua, que acumulan ya cuatro años consecutivos de menores aportaciones, se quedaron en apenas 700 metros cúbicos, muy lejos de que se considera una campaña normal, en la que se alcanzan los 6.000. Todo esto ha obligado a numerosos productores a dejar sus tierras en barbecho.
Es el caso de Antonio Prieto, un agricultor natural de Montalbán que cuenta con una explotación de unas 10 hectáreas donde lleva algunas décadas cultivando melones y ajo y que este año no ha podido por todas las circunstancias citadas, aunque centra la culpa en la falta de lluvia y las menores concesiones de recursos hídricos por parte de la CHG.
Sobreviviendo con pozos
«Mi caso se repite en muchas otras plantaciones de la zona, aunque otros sí han tenido la suerte de poder sembrar al contar con pozos propios o encontrarse cerca de un río», recalca este productor, quien aseguró que este alimento, «que es muy tradicional en nuestra comarca, que se recoge entre los meses de junio y septiembre y que precisa de mucha agua cuando se lleva la recogida en los meses de verano, no ha vivido una situación como esta desde hace muchos años».
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A pesar de la menor cosecha que se espera, las cotizaciones se encuentran en niveles muy bajos. Desde su punto de vista, «los mercados están parados y los precios se han reducido como consecuencia de la sobreproducción prevista en el Levante». A este cóctel explosivo se le añade que «nuestros costes no han dejado de incrementarse, con una especial incidencia en los carburantes, los fertilizantes, los plásticos y la electricidad».
Por su parte, la secretaria provincial de COAG, Carmen Quintero, apuntó que la disminución de la superficie sembrada con melón es consecuencia directa de la sequía y de la menor cantidad de agua. «La CHG está realizando este año el reparto de agua cada dos semanas y este cultivo precisa de riegos cortos y frecuentes para su supervivencia», quien aseveró que «las pocas explotaciones que esta vez pueda cultivar este producto de verano se debe a que disponen de pozos».
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