La Virgen de la Fuensanta, fuente de bendiciones para Córdoba

La Reina de los cordobeses, Nuestra Señora de la Fuensanta, copatrona de la ciudad y patrona de la Agrupación de Cofradías, ha salido la noche de esta miércoles en procesión en vísperas de la Natividad de la Virgen. Lo ha hecho sobre su paso, guiado por el capataz Juan Berrocal.

Impresionante ha sido su salida al Patio de los Naranjos, con la alegría de que este año no sólo permanece ahí al aire libre, entre los naranjos, el intenso aroma de las flores que la adornan, el incienso y la torre de la Catedral, sino que atraviesa más lugares de la ciudad, camino de su santuario de la Fuensanta.

Impresionante sobre el paso, bendecido para la ocasión, que se ha mostrado terminado por completo, costeado por el Cabildo Catedralicio. Emilio León firma el trabajo de orfebrería, con imaginería de Antonio Bernal y bordados de Francisco Mira.

Por casas de vecinos, ante asombrados turistas, por bares y tiendas de recuerdos, la Virgen está ahí para todos otra vez hasta bien entrada la noche, hasta que vuelve a su santuario. La Virgen atravesó la Puerta de Santa Catalina y recuperó sus tradicionales calles, como si los dos años anteriores en blanco quedasen ya borrados.

Los músicos de la banda del Maestro Tejera de Sevilla han hecho flotar a los participantes y al público con un extenso programa de marchas, como 'Fuensanta Coronada', de Abel Moreno, y 'Paloma de Capuchinos', en homenaje a la Virgen de la Paz y Esperanza ante su inminente coronación pontifica el 15 de octubre. Todo vuelve a su cauce. Y la prestigiosa formación ha vuelto a sonar en Córdoba y para la Fuensanta, como es tradicional.

Durante la pandemia y todavía hoy, en la que el coronavirus no se ha ido definitivamente, son miles de personas las que a la Virgen de la Fuensanta se encomiendan cuando atraviesan situaciones de especial dificultad y problemas de salud, como en el origen de la devoción.

En los días que giran en torno al 8 de septiembre, esa actividad se multiplica, tanto en el santuario y el Pocito, que custodian la fuente santa, como en el templo mayor de la diócesis. La Virgen brilla en medio de un intenso olor a nardos, conjuntados con rosas.

Muy numerosa fue la presencia de las hermandades de gloria y penitencia, con la presidenta de la Agrupación, Olga Caballero al frente, estuvieron al lado de su patrona y participaron con sus respectivos estandartes y varas, en una jornada llena de intensidad.

La actual imagen que veneran los cordobeses data de mediados del siglo XV, está realizada en barro cocido policromado, mide 51 centímetros de altura y se atribuye al taller de Lorenzo Mercadante de Bretaña, un artista afincado en Sevilla.

Coronada canónicamente en el año 1994 y con procesión establecida de modo regular desde el año 2011, la Fuensanta es una de las devociones por antonomasia del pueblo y así quedó de manifiesto este miércoles.

Especial sentido en el plano musical ha tenido también el regreso de la Banda de cornetas y tambores de la Fuensanta. Cuatro escoltas han estado junto a Ella y después van a tocar sus primeros acordes en el santuario. Los primeros desde que anunció su regreso en el mes de abril.

El obispo, Demetrio Fernández, durante su homilía en la eucaristía que precedió a la salida procesional, recordó que las fiestas litúrgicas dedicadas a la Virgen María «producen una alegría especial». Y ésta es en torno a la Fuensanta, «una imagen pequeña a la que tanto se celebra en Córdoba». A la misa asistió el presidente del Parlamento de Andalucía, Jesús Aguirre.

El prelado aseguró que «Ella está con nosotros, cerca de nosotros, es nuestra Madre». Insistió en que le parece «un acierto» la procesión porque «no pierde nada su barrio y gana todo el mundo porque el santuario es pequeño y la Catedral, muy grande».

A su vez, ensalzó el esfuerzo del Cabildo por costear el trono. Aunque Ella es una mujer humilde "ha sido elegida por Dios desde toda la eternidad, llena de gracia y libre de pecado. Y por eso está tan guapa, que da gusto verla". Pidió por los habitantes de Córdoba, con el deseo de que "todos gocen de la paz que la Virgen ha venido a traer, que se llama Jesucristo".