El patero del domingo | 'Concursos', por Luis Miranda

La frase sonaba mal porque iba con la poca gracia de pinchaglobos que tengo, pero merecía una explicación más larga. Representar el Nacimiento de Jesús en la casa de hermandad o en la iglesia es una idea estupenda que merece el aplauso a la creatividad de quien se deja los días en las perspectivas, luces y detalles que hacen disfrutar en los días de Navidad .

El napolitano que la hermandad de la Sentencia hace en la ermita de la Alegría va un poco más allá y es un activo cultural para Córdoba y una visita deslumbrante por las aportaciones de grandes coleccionistas. Complementa la admiración de propios y ajenos por la cofradía de San Nicolás, pero de ella lo principal no es eso, sino su vida interna y sobre todo lo que pone en la calle el Lunes Santo . Si no gana el concurso de palios ya anda en puestos de Liga de Campeones .

Las cofradías aprendieron que la hermandad debía ser todo el año, pero de vez en cuando tomaron el rábano por las hojas y pensaron que más que la estación de penitencia había que dar importancia a un cartel de postín , o simplemente un cartel que tendría que presentarse, y que tanta importancia como un buen altar de cultos tendría un pregón de medio pelo .

Con esa tradicional tendencia a la emulación y a la competencia empezaron a picarse por ver quién se lucía más con un acto que nadie había pedido o a quién se le encasquetaba el honor de una conferencia a la que después no asistía ni la mitad de la Junta de Gobierno.

Cuando llegó la Semana Santa hubo tanta hermandad que la cofradía se quedó en poca cosa con el misterio todavía sin dorar y el palio con una candelería lisa y escasa. Igual organizando un concurso de pasos acabados y enseres en oro fino cambian las cosas.