Cultura

Muere Ginés Liébana, el pintor que llevó el espíritu de Cántico hasta los 101 años

Imaginativo, inclasificable y lleno de humor, con él se apaga un mundo de ángeles que siempre miraron a Córdoba

Las estampas de la larga vida creadora de Ginés Liébana

Ginés Liébana vuelve a Córdoba con una muestra de su obra en papel

Ginés Liébana, en su casa de Madrid en 2018 Isabel Permuy

Cuando en la Guerra Civil mataron a su padre y a su hermano, Ginés Liébana Velasco pudo haberse sumido en el rencor y la amargura, pero optó por la alegría. Nunca la abandonó y los muchos que lo conocieron a lo muy largo de ... 101 años dan testimonio de la risa, la ocurrencia y la imaginación. Su longevidad lo había convertido en el decano de los artistas españoles.

Con más de un siglo de vida, el pintor y escritor, el último autor vivo del grupo Cántico, ha muerto este último día de 2022 en Madrid, tras unos meses en que su estado de salud era muy delicado. Tanto plasmó a Córdoba que algunos se siguen sorprendiendo de que no naciera en la ciudad, sino en Torredonjimeno, Jaén, el 2 de marzo de 1921. El Ayuntamiento ha decretado dos días de luto oficial y la suspensión de todos los actos municipales hasta las 8.00 horas del día 3 de enero en un decreto firmado esta misma tarde por el alcalde José María Bellido.

Llegó a Córdoba de niño, tras haber pasado por Valenzuela, y en el instituto tuvo un compañero de su misma edad que amaba la literatura y las artes. Pablo García Baena, que así se llamaba, escribía y Ginés Liébana pintaba, y su amistad continuó cuando ambos se unieron a la revista 'Cántico' que renovó la poesía española a partir de 1947 con irrenunciable libertad estética.

Con Pablo García Baena y Francisco Alcalde, ante el cartel de la Semana Santa de 2004 Rafael Carmona

Para entonces la tragedia había golpeado a su familia, pero como recordaba el escritor y profesor Carlos Clementson, aquello no dejó en él la huella del rencor. «No quería vivir en el dolor ni en la amargura y opté por la alegría», confesó Ginés Liébana muchas veces.

Sus ángeles definieron la estética del grupo y su temperamento, en contraste con el tono meditativo y profundo de sus compañeros escritores, daba un contrapunto plural que multiplicaba la singularidad de la revista.

Tras haber viajado por el mundo se instaló en Madrid, ya con el cartel de uno de los pintores más admirados de España. Antonio López, el gran maestro hiperrealista, admiraba de él su «inteligencia, imaginación y sensibilidad».

Se movió entre la élite cultural de su tiempo con la naturalidad de quien pertenece a ella y abrió su casa a personajes muy diversos unidos por la amistad con Ginés Liébana. De Sisita Milans del Bosch a Antonio Gala, de Lucía Bosé, a la que trajo más de una vez a Córdoba, a Francisco Umbral.

Para entonces, Ginés Liébana ya era, como le dijeron, el 'yeyé' de Cántico, y conoció el momento en que los críticos comenzaron a valorar la obra de sus compañeros y la suya. No pasaba el tiempo por él: volvía a Córdoba vestido con pantalones vaqueros y a la moderna aunque hubiera pasado los 80 años.

Con Carmen Calvo, amiga personal, en la inauguración de una exposición en Madrid en 2019 Maya Balanya

Frecuentaba a jóvenes, que se fascinaban por él, y no se creyó nunca su edad. Su inquietud le llevó a cultivar también la poesía y el teatro en las últimas décadas de su vida, y aunque su literatura está todavía por estudiar, también dejó huellas de personalidad e imaginación. «No puedo compararme. Yo, como pintor, lo que hago es un cuadro con palabras», manifestó a ABC.

Ginés Liébana pudo conocer su propio centenario el 2 de marzo de 2021, cuando una delegación de Córdoba, encabezada por el alcalde, José María Bellido, le visitó en su casa de Madrid. Exposiciones y actos se organizaron en la ciudad para celebrar que el artista podía conocer su primer siglo de vida. Echaba de menos a la ciudad, pero sobre todo a la que él conoció y había perdido. «En Córdoba hay nostalgia del paraíso, pero también algo destructivo», denunciaba.

Antes, en 2010, el Ayuntamiento lo había distinguido con el título de Hijo Adoptivo, y en muchos momentos su obra se expuso en la ciudad. Su aliento se ha apagado más cerca de los 102 que de los 101, en Madrid, pero no tan lejos de los ángeles que ahora vuelan por Córdoba para recordar su fértil mundo.

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