Mirar y ver
Queridos alumnos
Algunos estudiantes, blandiendo el diploma y su alegría, me espetaron: «Podrías dedicarnos la próxima columna»
Después de la Selectividad (7/6/2024)
Imagen de archivo de una graduación del Centro de Magisterio 'Sagrado Corazón'
Si la semana anterior escribía sobre la selectividad, de los que están por llegar, hoy lo hago de los que han finalizado sus estudios. El viernes pasado se graduaban mis alumnos y, algunos de ellos, con la flamante beca sobre ... los hombros, blandiendo el diploma y su alegría satisfecha y sanamente descarada, como quien pide lo que ya se merece, me espetaron: «Podrías dedicarnos la próxima columna». Me sonreí, los imaginé periódico en mano, al menos por una vez, y pensé que no era mucho pedir por tan buena recompensa. Aquí estoy para cumplir su deseo.
Mis queridos alumnos y alumnas:
Hace cuatro septiembres llegabais expectantes al andén de la vida universitaria en el Centro de Magisterio 'Sagrado Corazón'. Cuando subí a vuestro vagón con mi maleta cargada de palabras, aún no conocía vuestros nombres, pero presentí que acabarían uniéndonos lazos de los que no se rompen. Me asomé despacio hasta que me disteis permiso para hablaros al corazón. El tren hizo parada en la estación bella: la literatura. Aquel paraje… Allí siempre es primavera u otoño melancólico, nunca nos asediaron el hastío del verano ni la frialdad del invierno. Nos recibieron historias y personajes, palabras de las que se enredan en el oído, aprendisteis a manejarlas y lo necesario para transmitirlas. ¿Qué deciros más sobre su necesidad, su fuerza y su hermosura? Ya sabéis que de ellas surge lo bello y bueno, usadlas siempre para el bien, la verdad, la belleza, la justicia y la libertad.
Aspirad a lo más alto, que nadie mengüe vuestro deseo de ser maestros y maestras apasionados y convencidos del poder de la educación. Haced del amor vuestra bandera, aprended a amar a los alumnos, porque la educación no es otra cosa que un acto de amor, con mayúsculas. Espero haberos enseñado lo esencial para el camino: una manera de ser y de enseñar. Ahora bajaréis del tren, os diré adiós y susurraré, contra el olvido, que procuréis ser de los maestros y maestras que dejan buena huella en el alma de su alumnado, mientras recito vuestros nombres y pienso que ha sido para mí un privilegio conoceros y un honor daros clase. Os llevo conmigo, con gratitud y cariño siempre.
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