La Graílla
Ahorre en cultura
Los teatros públicos echan una mano para recortar gastos con un menú tan apetecible como la pescada hervida
De pueblo
Realidad virtual
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Iniciar sesiónEl día en que uno se reincorporaba al trabajo después de las vacaciones tenía que llamar a alguien que no sólo no las había tenido, sino que las había visto quemarse para sumirse en el agosto más duro y tenso que se podía concebir. « ... No te voy a preguntar por el verano», le dije a Agustín Jurado cuando me cogió el teléfono, pero el responsable de Comunicación del Cabildo Catedral es cordobés y como tal gasta sentido del humor socarrón y serio. Casi un mes después de las llamas que a todos nos dejaron sin dormir y a él lo llevaron a un infierno de millones de mensajes y entrevistas ya tenía la respuesta: «No veas qué buen coche me voy a poder comprar con lo que me he ahorrado en viajes».
Sacar banderas palestinas para tomar partido en un conflicto lejano y decir que matar a criaturas en el seno materno es un derecho constitucional tal vez sean cosas que sirvan para entretener la conversación y que no huela la corrupción que cerca al presidente del Gobierno, pero desde luego no ayudarán a quienes se den cuenta de que el sueldo y los billetes que se llevan al supermercado cada vez cunden menos y que el recibo de la tarjeta de crédito coge los cuatro dígitos enteros con la facilidad con que un niño patea una pelota.
La inflación es difícil de explicar, desesperante para sufrirla y casi fácil de ocultar si no hay interés en culpar a Putin, así que con el salario estancado desde ni se sabe cuándo hay que empezar a pensar en recortar gastos para que no haya una cuesta de enero desde el día 10 de cada mes.
El Instituto Municipal de Artes Escénicas de Córdoba, que gestiona los teatros públicos, ha echado una mano a la gente con inquietud cultural y se lo pone fácil para que el tijeretazo que dieron Montoro y Rajoy en su primer Consejo de Ministros se quede en calderilla.
El menú puede ser frugal y el resto del tiempo habrá que pasar hambre, pero al menos no pasarán delante del espectador lujosos asados con la piel crujiente ni quesos que seduzcan por un olor que repugnaría en cualquier otro lugar menos refinado. Nada para matar el hambre como hacer desfilar platos de acelgas al vapor, pescada hervida, lentejas recalentadas en el microondas y filetes de ternera con un nervio como la cicatriz de un preso.
El presupuesto puede dar para el Shakespeare de ayer, los 'Viejos tiempos' de Harold Pinter con Ernesto Alterio, tal vez algo de magia bien escogida y la espera hasta Sacristán en enero. Ni al alma ni al bolsillo les importará pasar de Antonio Orozco y menos de David Bustamante en todo un Gran Teatro con un 'Tour inédito' tan engañoso que hace pensar que alguna vez hubo algo nunca visto en él.
Para noches de indigencia intelectual podría haber quedado el tributo a Mecano como vino no hace mucho otro a Queen, pero si se trata de placebos, orquestas de pueblo y consuelos de viuda siempre quedarán los concursos de talentos con dinero público o muchos anuncios, pero que al menos no piden también pasar por taquilla.
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