La librería Luque resiste en su nueva sede junto a los Jardines de la Agricultura en Córdoba

La historia del traslado desde su anterior sede, en Jesús y María, tiene que ver con el encarecimiento de los alquileres en la médula comercial de la capital. Lo explica Javier Luque, el administrador de la nueva sociedad de trabajadores que se ha hecho cargo del negocio y nieto del fundador de la librería con su apellido en la calle de la Plata en 1919: «Nos había vencido el contrato de alquiler, que firmamos en 2009 y que teníamos por un periodo de diez años: luego hemos ido firmando prórrogas. Y el precio del local era ya inasumible por estar donde estábamos, aunque nos encontrábamos muy bien allí por lo demás», señala.

«Nuestra meta era hacer todo lo posible para que la librería Luque no desapareciera de Córdoba, y en esto hay un empeño personal mío muy grande, porque soy el único que queda de la familia», reflexiona el librero en mitad de la jornada inaugural de la tienda, que suma más de 300 metros cuadrados, unos cien más que la anterior.

«El futuro era muy negro, pero aquí estamos», se alegra el empresario, que quiere mantener en el nuevo espacio el mismo espíritu de siempre al tiempo que potencie la venta en internet y las actividades culturales, como los cuentacuentos y los clubes de lectura, sin olvidar las presentaciones de novedades editoriales. «Llevamos aquí desde el 3 de julio, cuando cerramos la anterior tienda, y en agosto hemos aprovechado para hacer la obra y trasladar los fondos», puntualiza.

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«También hemos decidido darle más empuje a nuestra presencia en las redes sociales: antes sólo estábamos en Facebook, y ahora ya nos hemos incorporado a Twitter y a Instagram. Hay una persona de nuestro equipo dedicada a esta tarea», reseña Javier Luque.

Con los estantes aún llenos a medias de volúmenes, el establecimiento ha recibido a sus primeros clientes, que responden a un perfil no idéntico al que tenía en Jesús y María. «Aquello es un sitio más de paso de turistas, y en parte estábamos orientados a ese tipo de público: ahora, en esta zona cercana a Gran Capitán que es más comercial, tenemos que reinventarnos un poco», apostilla el administrador del negocio.

Espaciosa y atenta a los gustos de los lectores, la nueva librería incorpora un generoso reservado para los libros de bolsillo, así como para las novedades de narrativa y de poesía y para los temas locales y religiosos. Mantiene, además, la división de escritura, muy demandada tanto para la compra de estilográficas como para su reparación.

Este miembro de la tercera generación de la familia de libreros asume su responsabilidad en la pervivencia del negocio. «Mi abuelo la fundó en un localito, casi un quiosco, en la calle de Plata y al poco tiempo se trasladaron a Diego de León, donde ya tenían imprenta y empezaron a crecer. En 1932 se inauguró la tienda de la calle Gondomar, que mi abuelo disfrutó poco porque lo fusilaron en la Guerra Civil, en agosto de 1936», recuerda el hombre.

Con la desaparición del fundador, fue su viuda, Pilar Sarasola, quien se hizo cargo del negocio, y la reformó y amplió en Gondomar con el aspecto que todos hemos conocido hasta el año 2000, y ya en 1972 abrieron la sede de la calle Cruz Conde, que duró hasta 2009», rememora. Fue entonces, en 2009, cuando se produjo el traslado a Jesús y María y con ello la liquidación de la sociedad familiar, que dio paso a un proyecto colaborativo de sus empleados que es el que, renovado en estos meses de verano, pervive.