DESDE MI RINCÓN
¿Cómo los recordaremos?
Creo que los políticos se están cargando la confianza ciudadana en la democracia
Córdoba y el Papa Francisco: una relación marcada por la fe y el cariño
A la muerte del Papa Francisco me ha venido a la memoria la respuesta que le dio a Carlos Herrera cuando le preguntó ¿cómo le gustaría a Santo Padre que le recordaran? Francisco respondió: «Como lo que soy. Un pecador que trata ... de hacer el bien». Si le hiciéramos esa pregunta a nuestros políticos, raro sería que alguno respondiera: «Como lo que soy. Un político que ha actuado pensado en mi carrera política antes que en el interés de mis representados. Que ha votado por el interés del partido, olvidando el interés de España. Que ha construido muros y sembrado discordia en la sociedad buscando con ello recoger frutos personales». Pues seguro que hay muchos que serán recordados de esa manera. Los hay que forman parte o apoyan al gobierno de España, y también los hay con responsabilidad de gobierno u oposición en nuestras instituciones más cercanas. ¿Por qué digo esto?
Creo que los políticos se están cargando la confianza ciudadana en la democracia. No hay ministro que no considere a la oposición como el conjunto de todos los males sin mezcla de bien alguno. No hay declaración de responsable de la oposición en la Comunidad andaluza que no descalifique al presidente Juanma Moreno como si fuese la persona más incompetente y nefasta de cuantos han presidido la Junta. Alguien falto de ideas lo ha sido compararlo con Trump, pero peinado. Y no hay pleno municipal en Córdoba en el que la oposición reconozca algo positivo en el gobierno local. Por supuesto ni una autocrítica de la labor de los gobiernos que esa oposición tuvo en la ciudad. Esto genera desconfianza en la política y, consecuentemente, en la democracia. Pero no quiero terminar sin decir que esta manera de actuar puede haber sido generalizada y practicada por todas las sensibilidades políticas. Pero últimamente y de manera alarmante lo está siendo por parte de los militantes de los muchos y diferentes partidos que, de una u otra manera, sostienen a un gobierno que dice ser progresista.
Alguien dijo sabiamente que «siempre hay que tratar de ser mejor, pero nunca creerse el mejor». ¿Es eso tan difícil de comprender por quienes ejercen la política?
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