Quiero confiar

Puede que equivocadamente, siento que desde el poder se busca que perdamos la confianza en la Justicia. Noto, tal vez erróneamente, que la democracia en la que yo creía no es la que practican quienes, por estar en el ejercicio de la política, son servidores y depositarios provisionales de nuestra soberanía.

Consecuentemente, son preocupantes las noticias que nos llegan sobre nuestros jóvenes. Y lo peor es que puedo hasta comprenderlas. Hace unos días leía en este periódico que uno de cada cuatro jóvenes no confía en la democracia como sistema político. Desconfían de un sistema en el que el Estado es un gigante que les asfixia y esclaviza. No confían en unos políticos que sólo luchan por mantenerse en el cargo, sin asumir la responsabilidad de trabajar para el pueblo al que se deben. Políticos que quieren controlar todas las instituciones para poder actuar sin control y con garantía de impunidad. Por eso digo que puedo entender a los jóvenes. Pero no alcanzo a comprender cómo no luchan por defender, democrática y pacíficamente, pero con toda energía, lo que sus ascendientes alcanzaron con mucho sacrificio y esfuerzo. Nadie regala libertad, democracia, bienestar o paz. Costó mucho conseguir esos valores y puede que su pérdida sea más rápida y dolorosa para todos de lo que esos jóvenes piensan.

Alguien dijo que perder una ilusión hiere. Perderlas todas mata. De momento sigo escribiendo. Por algo será. Tal vez porque aún confío en los españoles. En que esos jóvenes que siempre han vivido en libertad sepan valorarla como la valoraron sus mayores cuando no la tenían.