DESDE MI RINCÓN
Patrimonio Inmaterial
Hemos cambiado nuestras creencias y al perderlas han cambiado nuestros comportamientos
La excelencia
Niños viendo la procesión de La Universitaria, este Martes Santo
He pensado mucho quétema puede interesar a mis lectores un Jueves Santo, día en el que recordamos cómo un pueblo ciego y manejado por una Gran Asamblea domesticada por los rabinos y un poder político que se lavaba las manos, crucificó a un ... inocente. Aceptando el consejo de sabia persona de no hablar de política doméstica ya que nada tiene que decir en un día como hoy, hablaré de España, pensando en Córdoba.
Todos hemos oído hablar de 'patrimonio inmaterial' y siempre lo hemos relacionado con las empresas. Pero los pueblos también tienen su 'patrimonio inmaterial' que deberíamos conocer y valorar mejor, dándole la importancia que realmente tiene. Hoy en día sólo valoramos lo material, ¡el dinero! Para conseguirlo todo se comprende y perdona. Olvidamos los valores que nos hicieron fuertes, grades y libres como personas y pueblo.
Marginamos el amor, la verdad, la responsabilidad, el compañerismo, el respeto, la honestidad, la sinceridad, la confianza, la Justicia. Hemos cambiado nuestras creencias y al perderlas han cambiado nuestros comportamientos. Hemos sustituido el clásico «los yerros de amor dignos son de perdón», por el progresista «las indignidades y mentiras por poder dignas son de perdonar».
Y todo esto sucede cuando nosotros somos los depositarios de la soberanía y responsables de ese nuestro patrimonio. ¿Somos tan torpes que sólo lo vamos a valorar cuando a alguien se le ocurra que puede ser fuente de impuestos? Si eso sucede, que no me extrañaría que pudiera ocurrir algún día, ya seria tarde. En ese momento habremos perdido todo. ¡Todo!
Cuando un Pueblo pierde sus 'valores inmateriales'; cuando orienta sus compartimentos en dirección contraria a la marcada por aquellos valores que le dieron años de paz y prosperidad; cuando eso ocurre, repito, ese pueblo ha iniciado el camino a la decadencia y a la ruina moral y económica. Todos, sin exclusión alguna, deberíamos aprovechar estos días para pensar en el camino que hemos tomado y las consecuencias que ese camino nos va a deparar en el futuro.
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