Desde mi rincón
Los mejores
Lamento decir que se nos ha presentado al candidato como ex secretario general que fue del PA, partido político extinguido, sin que sepamos con detalle la experiencia que pueda tener en el campo del urbanismo
El exdirigente andalucista Julián Álvarez se perfila como nuevo gerente de Urbanismo en Córdoba
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Iniciar sesiónDecíamos la pasada semana que es buen momento para que las cosas se hagan en Córdoba como Córdoba merece. Pedíamos al alcalde Bellido que aprovechando esa mayoría absoluta que ha recibido, pensara solamente en Córdoba y sus ciudadanos a la hora de tomar decisiones. ... Que sin excluir a nadie contara con los mejores. Que escuche a todos, pero convencido de que él tiene la última palabra y por ello la responsabilidad de las decisiones que tome su equipo. ¿Por qué digo esto?
En esta semana nos enteramos de que «se perfila como nuevo gerente de Urbanismo» Julián Álvarez Ortega. ¡Nada que objetar al respecto! Como escribe Luis Miranda en el periódico, se trata de uno de los puestos fundamentales en el organigrama técnico del Ayuntamiento. Un organismo municipal que reclama desde hace muchos años una gestión eficiente. Imagino que la elección de la persona que va a asumir esa responsabilidad se hará basándose en un historial profesional que garantice el resultado que Córdoba espera y necesita.
Nada que objetar a la persona que se perfila para ocupar dicha responsabilidad. Pero lamento decir que se nos ha presentado al candidato como ex secretario general que fue del PA, partido político extinguido, sin que sepamos con detalle la experiencia que pueda tener en el campo del urbanismo. Digo esto porque algunos responsables políticos, ¡en Córdoba no!, pensando en su futuro político más que en el servicio a los ciudadanos, limitan la búsqueda de responsables para ocupar cargos en el organigrama municipal a profesionales de la política. Seguro que no será así en el caso que comentamos.
Quienes actúan de esa manera tienen un 97 por ciento de probabilidades de equivocarse y fallarle a los ciudadanos que pagan y a los que se deben. Porque ese es el porcentaje de ciudadanos que, por no ser militantes de partido alguno, son frecuentemente marginados a la hora de buscar a los mejores.
Una mayoría absoluta da el poder a quien la tiene, pero el poder absoluto no garantiza que sus decisiones satisfagan a esa mayoría.
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