CÓRDOBA ENTRE LÍNEAS
General Ignacio Olazábal Elorz: «El esfuerzo para la Base Logística tiene que ser de todos»
Compañero de promoción del Rey en la Academia de Zaragoza, el jefe de la Brigada 'Guzmán el Bueno' X de Córdoba está a punto de cumplir cuarenta años de servicio
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Córdoba
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Iniciar sesiónAndalucía y el carácter de quienes la habitan lo han cautivado. El general Ignacio Olazábal Elorz (1964) cumple en menos de dos meses cuatro años al frente de la Brigada 'Guzmán el Bueno' X, con sede en Cerro Muriano (Córdoba), y ... a la hora de hacer balance se queda, entre otras cosas, con la alegría natural de una tierra que está lejos de su Navarra natal y que también disfruta en casa: su esposa y madre de sus tres hijas es sevillana. Miembro de una familia de origen guipuzcoano, el militar estudió en los jesuitas en Pamplona y después de marchó a Madrid a preparar su ingreso en la Academia General de Zaragoza, donde fue compañero de promoción de Felipe VI.
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El oficial de Caballería se encuentra cerca también de celebrar sus cuarenta años de servicio. «Desde muy pequeño veía clara mi vocación, aunque no tenía antecedentes familiares, fue una decisión personal que mis padres aceptaron encantados. Y creo que no me equivoqué: soy lo que siempre quise ser, que es un soldado», señala Olazábal al inicio de la conversación con ABC en su despacho de la BRI X. «Gracias a Dios, la vida me ha dado la oportunidad de dedicarme a lo que siempre he querido: al servicio de España y al servicio del Rey», añade.
-Usted se sigue sintiendo un soldado, entonces.
-Sí, sí. Es que todos, independientemente del rango que tengamos, de verdad, de verdad, de verdad lo que todos somos al final es soldados. Amo profundamente esta profesión, que es una profesión de servicio. Tenemos que estudiar, tenemos que estudiar muchísimo, y tenemos un código de valores muy metido dentro de nuestra forma de ser e intentamos cumplirlos día a día, y eso intentamos también llevarlo a gala.
-En sus cuarenta años de carrera el Ejército se ha transformado, y también la manera en la que la sociedad percibe su función.
-Es cierto lo que dice. El Ejército viene en la Constitución. La percepción que la sociedad española tiene de sus Fuerzas Armadas ha cambiado clarísimamente. Y probablemente el gran hito haya sido la participación de las misiones internacionales, que nosotros vivimos de primera mano en nuestras primeras salidas. El Ejército ha hecho un extraordinario esfuerzo para adaptarse a los tiempos modernos, algo que venía impuesto por la diferencia de procedimientos que teníamos con la OTAN. Le puedo decir que nadie duda en estos momentos en la OTAN de nuestra capacidad, y que probablemente seamos uno de los socios más fiables: estamos desplegados allá donde se nos requiere, estamos en todos lados y saben de nuestra disponibilidad y, sobre todo, de nuestra fiabilidad. Lo que somos es tremendamente fiables: se nos da una misión y nosotros la cumplimos.
-Ésa no es la norma en la sociedad en general.
-Yo creo que sí. Los españoles tenemos una capacidad tremenda. Si a los españoles se nos deja trabajar somos tremendamente fiables. Ser español es un sello. Le voy a contar una anécdota: a los militares españoles nos llaman los alemanes del sur, porque somos igual de fiables, de serios, de organizados que los alemanes pero cumplimos con nuestros cometidos de otra forma.
-Cómo.
-Más empática. Somos buena gente. Los del sur somos buena gente.
-El Ejército es una garantía de la unidad de España. ¿Cómo viven ustedes la situación política?
-Pues mire, no la vivimos. Se lo digo como es. Cada uno tiene su forma de pensar, que expresa con el voto. Votar sí que podemos. Yo le diré que los militares defienden a España independientemente del Gobierno que haya. Yo siempre lo comparo con el médico, que nunca te pregunta cuál es tu filiación política: te curan igual. Yo llevo a gala mi neutralidad política: yo no opino jamás, pero ni con mis amigos siquiera, independientemente de que tenga mi forma de pensar. Pero no la comento. Nadie de mi entorno sabe a quién voto. Los militares estamos al servicio del Rey, de España. Y cumplimos esa misión.
«Tenemos un gran Rey. Y una grandísima Princesa de Asturias, que es un factor de continuidad»
-¿Y no está preocupado?
-Ni estoy preocupado ni dejo de estarlo. Lo que no voy a hacer es contárselo.
-Ha citado al Rey, el segundo que ha conocido en su carrera.
-Tuve el honor de servir en la Guardia de Don Juan Carlos I. Y tengo el honor de pertenecer a la misma promoción que Don Felipe: durante mi estancia en Zaragoza nos formamos y convivimos juntos, como está haciendo ahora la Princesa de Asturias con sus compañeros. Me une con él no solo esa disciplina y lealtad como comandante supremo y como representante de la Corona: también un cariño personal por pertenecer a la misma promoción.
-¿Tenemos un gran Rey?
-Tenemos un gran Rey. Un grandísimo Rey. Y tenemos una grandísima Princesa de Asturias, que es un factor de continuidad maravilloso para la propia unidad de España.
-¿Está usted satisfecho de cómo la Brigada que manda se integra en la sociedad cordobesa?
-Estamos perfectamente imbricados en la sociedad a la que servimos, en la sociedad a la que pertenecemos. Somos magníficamente recibidos en Córdoba. Jamás vivimos un inconveniente. Todas las autoridades civiles y eclesiásticas, académicas, nos reciben, nos apoyan y nos ayudan, porque a veces nosotros necesitamos ayuda. Bien es cierto que nosotros siempre estamos dispuestos a echar una mano. Siempre digo que nada hay más honroso para nosotros que ayudar a la sociedad con los medios que esa sociedad nos ha entregado. Al final somos conscientes de que usamos unos medios carísimos, que le cuestan mucho dinero a la sociedad, y estamos encantados de poder devolverle eso a la sociedad. Nosotros nos llamamos Brigada 'Guzmán El Bueno', pero en toda España nos conocen como la Brigada de Córdoba, cosa que llevamos a gala. Probablemente sea una de las unidades más potentes, preparadas, alistadas y dispuestas que hay en España. Ya le digo que llevamos a gala hacer las cosas muy bien, y con ese talante que da esta tierra: somos más simpáticos, más cercanos. Y se lo digo yo, que soy del Norte, y lo que me pasa es que veo aquí a todo el mundo más simpático que yo. Y lo hacemos muy bien: hemos venido de Líbano, Letonia es un escenario permanente para nosotros. De verdad que somos efectivos y fiables. No nos equivocamos.
-La Base Logística del Ejército de Tierra ha despertado unas expectativas tremendas. ¿Son conscientes del interés que el proyecto ha generado en la sociedad y en la economía cordobesas? ¿Sienten esa responsabilidad?
-Sí, soy muy consciente. Tengo contactos diario con el cuerpo empresarial de Córdoba, y con las autoridades académicas, que están muy implicadas. Esto ya lo tenemos, pero ahora hay que hacerlo realidad. Al final, lo queremos es ver a gente empleada en puestos de calidad, a técnicos que han de ser proporcionados por el mundo de la educación. Si queremos que esto sea de verdad un paso adelante para Córdoba hay que moverlo, hay que empeñarse. Tenemos la oportunidad: queda hacerla realidad, y eso será complicado. Lo que no podemos es producir frustraciones a la gente. El esfuerzo tiene que ser en todos los ámbitos: tiene que haber empresas que sean capaces de competir. Los contratos se publican en el Boletín Oficial de la Unión Europea, y puede venir una empresa del Norte de Europa y quedarse con el contrato: por eso le digo que las empresas cordobesas tienen que ser capaces de competir. Y si queremos que los contratos vayan para los cordobeses, tendrá que haber gente joven y tremendamente formada, además de muy orientada a los nichos de mercado que se van a producir aquí. Queda la plasmación del proyecto, que ha de ser tecnológico y tractor. Ya están viniendo empresas. El mundo de la Defensa y de sus empresas está dando un salto tremendo: ahí hay empleo. Se necesitan, por ejemplo, muchos ingenieros.
-¿A qué infraestructura del Ejército en toda España es comparable la Base Logística?
-No es comparable a nada, porque nos traemos a Córdoba todo el abastecimiento, el mantenimiento y el transporte, que son funciones logísticas fundamentales. Nos traemos todo menos el mantenimiento de helicópteros. Para que cualquiera se haga una idea: en el Ejército de Tierra venimos a ser unos sesenta y cinco mil personas, y todo el mantenimiento de los medios que empleamos se va a hacer aquí. Va a ser gradual, pero al final va a acabar todo aquí. La Base me da la posibilidad de que yo me prepare, me adiestre y en su caso combatir allá donde sea necesario. Los carros de combate, los radares, los misiles… Estamos hablando de empleos tremendamente tecnológicos, donde tendrá que haber un 'pool' de civiles y militares. Estamos todavía diseñando el proyecto para que sea muy eficiente: nos vamos a traer aquí doce centros del Ejército de Tierra. Hasta el vestuario se va a diseñar y almacenar aquí. Es un proyecto vivo. Si la Universidad es importante, lo es también la Formación Profesional.
«No sé si las guerras son inevitables; lo que sí veo es que muchas veces no se evitan, y los menos aficionados somos los militares»
-Las misiones internacionales: en la reciente celebración de la Inmaculada anunciaron que las retoman este próximo año.
-Ya hemos empezado. En teoría 2023 era un año de reconfiguración de la Brigada, porque el ejercicio anterior estuvimos desplegados en todo el mundo. Nos acabamos de hacer cargo de la misión de adiestramiento de ucranianos en España: impartimos distintos módulos dependiendo de lo que el Ejército ucraniano nos demanda. Los tenemos entre cuatro y seis semanas: cuando acaban los devolvemos a Madrid y de allí los llevan al frente. Nos vamos a Líbano en noviembre del 2024, pero desde seis meses antes una parte de la unidad se empieza a preparar. Tenemos, además, una unidad de combate muy potente puesta a disposición de la OTAN con un grado de disponibilidad tremendo que activaremos el 1 de enero: estará preparada para salir a cualquier sitio y en muy poco tiempo. Es un compromiso de España que nosotros cumplimos.
-¿Las guerras son inevitables?
-Yo le diré: las veo todos los días. Hoy he leído o escuchado en la radio que, desde la creación de la ONU, estamos en el momento en el que más conflictos armados hay. No sé si son inevitables, lo que sí veo es que muchas veces no se evitan. Le digo una cosa: los menos aficionados somos los militares, porque normalmente los primeros que van a combatir, y a veces a morir, son los militares. Pero sí que es cierto que la realidad es la que es.
-Cuando se produce una baja en una misión internacional toda Córdoba se duele. ¿Cómo lo viven ustedes?
-Para nosotros, el compañerismo es fundamental, y nada hay más desgarrador que perder a un compañero, porque además te queda la duda de si no podríamos haber hecho más, si podríamos haberlo evitado. Tenemos unos procedimientos muy bien engrasados: es una preocupación constante evitar esas situaciones. Si llevamos a gala hacer unos entrenamientos duros, porque pensamos que se combate como se entrena y se entrena como se combate, pero jamás adoptamos un riesgo en el adiestramiento porque no merece la pena. En el Líbano perdimos a un cabo cuando estaba haciendo deporte: nosotros hacemos deporte todos los días, porque tenemos que estar en condiciones. Lo que pasa es que los soldados llevamos a gala no mostrar nuestro dolor ni nuestra pena, sino mantener la austeridad propia.
-Pero tienen su corazón.
-Lo tenemos. Y por eso rezamos por ellos. Normalmente los viernes, cuando hacemos un acto a los caídos.
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