La falta de médicos y enfermeros contrasta con la alta demanda de sus grados en Córdoba

¿Qué está pasando? ¿Por qué sucede esta situación? ¿Cuáles son las soluciones a esta contradicción? La sanidad pública requiere sanitarios cualificados, pero la nota de corte se ha disparado dejando fuera a muchos estudiantes que quieren formar para las profesiones sanitarias más demandadas actualmente y no pueden hacerlo. Y los que lo logran, finalmente, apuestan mayoritariamente por no ejercer sus funciones fuera de España por diferentes motivos.

Este problema, según los expertos consultados por ABC, tiene suficiente explicación. De un lado, la demanda para estudiar estas carreras está justificada, entre otros, en el atractivo de las profesiones, la posición social que otorga, la vocación por ellas y sobre todo las altas opciones de salidas laborales. Sin embargo, la sanidad pública no logra atraer a todo el personal que necesita para sus puestos.

Los motivos son numerosos y se conectan con las soluciones. Los especialistas en este temas sanitarios consideran que es necesario, mayoritariamente pero no unánimemente, más plazas de formación en la Universidad, sobre todo más ofertas en las oposiciones MIR, fundamentalmente mejorar las condiciones laborales de estos cargos cualificados, también su remuneración e incluso promover incentivos para las zonas rurales menos demandadas y con más rotación.

Pero, el debate está abierto. Por ejemplo, el decano de la Facultad de Medicina y Enfermería de Córdoba, Luis Jiménez, es quien pone más matices a ese análisis y esas soluciones generalizadas, aunque coincide en algunas. En declaraciones a este periódico, Jiménez cree que «el problema no es el número de médicos y enfermeros que formamos en la Universidad, sino el número de plazas MIR y especialidades que se realizan posteriormente». Jiménez, con todo lujo de detalles, explica que, precisamente, desde la comunidad educativa se ha hecho todo lo posible para paliar ese déficit que tiene posteriormente la sanidad pública.

«Hemos pasado de formar a 5.400 médicos al año a 7.200 aproximadamente» en toda España, es decir, «casi dos mil más», por lo que estima que «ahí no está el problema». A su juicio, se encuentra en que «al MIR acuden cada año unos 14.000 médicos y sólo hay unas 6.000 plazas, a pesar de que este año el Gobierno ha hecho un esfuerzo extra para sacar 8.100».

Advierte que «el pico de jubilaciones en Andalucía será en 2027, por lo que podemos encontrarnos que los que ahora formamos en 2022 y acaben en 2032, no tengan oportunidades laborales». A su juicio, es mejor «aguantar estos tres o cuatro años difíciles».

La secretaria general del Sindicato Médico de Córdoba (Simec), Inmaculada Romero, discrepa. Explica que la nota de corte le parece «excesiva», por lo que debería «bajar con más facultades y con más plazas de formación en ellas, porque muchos estudiantes que se quieren dedicar a las profesiones sanitarias no llegan a ella».

Estima que es necesario que «en una profesión tan humanitaria, no sólo se tenga en cuenta la nota de corte», sino también «otro tipo de valoraciones» para acceder a la Universidad. Como colofón, Romero entiende que, lógicamente, también «hay que aumentar luego el número de plazas en el MIR, las condiciones laborales y la remuneración» que hay en muchas especialidades o lugares en los que trabajan.

Romero insiste en que desde las universidades se «está formando muy bien a médicos, pero lo estamos haciendo para los demás, porque prefieren marcharse al extranjero a por mejores condiciones que aquí, mientras que en el medio rural estamos incorporando a personal de otros lugares».

El presidente del Colegio de Enfermería de Córdoba, Florentino Pérez, explicó ayer a ABC que si la nota de corte de los enfermeros es tan alta es como consecuencia de que «indudablemente están rifados» laboralmente para ocupar su puestos en las diferentes opciones de la oferta sanitaria pública y privada.

En este sentido, pide más plazas universitarias, ya que «ahora las facultades tienen la opción de asumir un 10 por ciento más de alumnos, pero es insuficiente», a lo que añade que la demanda está justificada también «por lo que ha pasado en la pandemia».

A su juicio, la falta de enfermeros se debe a que «las condiciones laborales son pésimas» y que no son las mismas en unas comunidades autónomas que otras. Pérez pone el ejemplo de que «no es lo mismo el País Vasco que Andalucía» en cuanto a las condiciones que se ofertan. De hecho, asegura que «cuando el Servicio Andaluz de Salud (SAS) va a contratar, el 70% de los que terminan se han ido al extranjero u otras comunidades».

Florentino Pérez pone el acento en que estas diferencias pueden estar en los salarios, pero no son las únicas. Y cita que sobre todo «a veces le ofrecen contratos de dos días, cuando fuera tienen más dinero y contrato de seis meses o un año». En este sentido, explica la salida de enfermeros fuera de nuestro país.

La presidenta del Colegio de Médicos de Córdoba, Carmen Arias, apuntó a este periódico que Medicina sigue siendo la nota de corte más alta en Córdoba, porque «la profesión sigue siendo atractiva, vocacional y se necesita un esfuerzo titánico para conseguir una plaza». Para Arias, lo «paradójico» viene después «cuando ven la realidad de la situación».

Arias asegura que la realidad comienza «cuando no se cubre la expectativa de llegar a una especialidad a la que se optaba» en el MIR. A su juicio, una vez dentro también comprueban que tienen limitaciones para «ayudar como pretenden». La solución para Arias tiene que ver con los incentivos. «Si queremos que los médicos se queden en España, acudan a Familia y a los destinos rurales», la única opción pasa por «mejorarles las condiciones de todo tipo». No sólo las económicas.

Da posibles soluciones y mejoras: «Ir a un destino rural o especialidad tiene que dar más puntos para luego acceder a una plaza de otro lugar definitivo, permitir más conciliación» y, por supuesto, mejorar la remuneración «porque como está la gasolina ahora, por ejemplo, quién va a querer desplazarse a diario» a un pueblo.

Para Arias, es vital «educar a la población para evitar las agresiones» a los médicos que están en primera línea, así como que la medicina rural «sea más finalista» en el lugar donde se ejerce sin necesidad de derivar continuamente a hospitales. Entre los incentivos, propone que sean puente más fácil para acceder «a la investigación e incluso a la docencia».