economía
El difícil verano de los precios locos
Salir de vacaciones es este año de IPC disparado en una prueba de resistencia para la economía familiarEl estío transcurre con tarifas desorbitadas en la comida, los hoteles, el transporte y el resto bienes básicos
La subida de la gasolina en Córdoba se come ya con creces el descuento del Gobierno
Precio de las bacaladillas en una pescadería en Córdoba
Imposible recordar en las últimas décadas un verano de precios tan disparatados como el que ahora se vive, en el que la evolución del IPC de España se sitúa por encima del 10% de variación interanual y como el más elevado de las grandes ... economías europeas. Detrás de esta escalada inflacionista se encuentra la invasión rusa de Ucrania y las consecuencias de una guerra que se alarga en el tiempo, pero también los efectos de la pandemia y el aumento de los costes de producción que en casi todos los sectores se venía produciendo desde años atrás. Esa unión de factores variados, una especie de tormenta perfecta con elementos externos e internos, lo que ha provocado es una sacudida violenta en las economías familiares, débiles desde hacer años y que en general todavía se estaban reponiendo de los golpes causados por la gran recesión de 2008 y de la crisis económica del covid.
En estas circunstancias, programar unas vacaciones estivales, liberadoras en un verano especialmente caluroso para los cordobeses, se ha convertido en una práctica de riesgo para la cuenta bancaria de cualquier economía media. El verano de los precios locos obliga a tirar de calculadora. Y, aún así, en muchos casos no salen las cuentas para huir de Córdoba en esta canícula de 2022.
Comercio de ropa deportiva con descuentos en la capital cordobesa
Alojamientos
El primer paso que debe abordar una familia o un grupo de amigos para salir de vacaciones es preparar el viaje. Por una parte, el alquiler de la vivienda o los hoteles, donde ya se encontrarán con subidas, moderada en el primer caso (1,7%) pero terrible en el segundo, de un 45%. Significa eso que si un alojamiento hotelero costaba hace un año 125 euros por noche ahora supone casi 250. Un primer susto importante.
Turistas en un hotel en Córdoba
Transportes
A ese problema inicial se une otro no menos complejo: el de preparar el vehículo si se va a viajar en coche propio. En este caso aparecen subidas del 4,5% en el precio de los neumáticos, del 7,3 en las piezas de repuesto y de más de un 4 respecto a junio de 2021 en los gastos reparación en el taller, lo que indica que hacerle una puesta a punto puede suponer un mal trago notorio. A eso hay que unirle los disparatados precios del combustible, que se sitúan como media entre gasolina y gasoil muy cerca del 40%, pues aunque el coste ha comenzado a descender en los últimos días se encuentra aún muy lejos de los 1,3 euros que se pagaban por gasoleo A y por Sin Plomo 95 hace ahora un año.
En ese contexto de escalada inflacionista, el transporte público ofrece sus ventajas, pues aparece sin subida en el caso del tren y con leve inflación en el de los vuelos nacionales. Más complicado para una familia media es viajar al extranjero cuando los vuelos internacionales han subido un 17% desde el estío de 2021, lo que significa que un billete que hace un año costase 500 euros supone ahora cerca de 600.
Unos turistas cogen un taxi en un hotel de Córdoba
Viajes
El problema de los precios se extiende también a la hora de preparar la maleta y de hacer algunas compras de utensilios de viajes, que han sufrido un incremento del 5,4% desde el verano anterior. La ropa y el calzado tampoco se salvan de la tendencia y es especialmente costoso poner al día el armario estival en el caso de los hombres, con un 4,6% de subida de la ropa y cerca de un 4 en el calzado. Ni siquiera los bebes se libran del fenómeno inflacionista, con subidas superiores al 7% en lo que se refiere a zapatos de niños de corta edad, que si hace un año costaban 30 euros ahora cuestan más de 32. Para preparar la maleta veraniega, vistas las circunstancias, conviene recuperar los modelitos prepandemia que sobreviven en el armario.
Agencia de viajes en Córdoba
Compra
Una vez en el destino elegido, y superados todos estos gastos previos, hay que afrontar otras necesidades elementales y diarias como comer y beber. Aquí de nuevo el índice del IPC vuelve a dispararse y cualquier viajero que tenga España por destino observará lo mismo que ve desde hace meses en su mercado habitual: que hacer la compra con una economía media se ha convertido en un suplicio. La mayor locura se mantiene en el precio de los aceites, con un aumento superior al 25% en el de oliva y un 80% en el de girasol, pero la lista de productos por encima del 10% es amplia.
Desde el clásico arroz para la paellita dominical tan veraniega (10,1%) al clásico entrecot de ternera (13,1), el pollo (14,1) o las chuletillas de cordero (11,2) y pasando por el pescado (11%) o los mariscos (cerca del 10). Tampoco otros clásicos estivales como gazpacho, el pisto o la sandía se salvan del fenómeno, pues las frutas han subido de media desde el verano de 2021 un 19,3% y las legumbres y verduras un 14,1. Y la hora de beber más de lo mismo, con los refrescos subiendo un 5,9% (el año anterior crecieron un 9,5), la cerveza un 4,7 y el vino un 7,6.
Pescadería en Córdoba
Ocio y tiempo libre
Pese a que la comida sea importante, las vacaciones necesitan mucho más para disfrutar del tiempo de ocio, pero salir a la calle tampoco es hoy barato. Aunque en este caso las subidas parecen algo más moderadas, ni siquiera loshábitos culturales se libran de la inflación. Ir a un museo es hoy por ejemplo un 3,4% más caro que hace un año y al cine un 3,6%, mientras que comprar una novela pata disfrutarla en la tumbona supone un 1,6% más. En el caso de la práctica del deporte, comprar los equipos necesarios también supone un desembolso un 1,6% más elevado.
Los viejos «veranos azules» de los primeros años de la democracia -entre crisis, virus y guerras- cada vez parecen ir quedando más y más atrás
A ello se suma que los restaurantes, afectados por el aumento de los precios de las materias primas, también incrementan su cuenta en un 5,6%. Pese a que sea éste uno de los ámbitos menos inflacionistas, los precios ya caros de por sí en los destinos turísticos obligan a hacer importantes gastos si se quiere ir con la familia de visita cultural o gastronómica.
El repaso a los índices del IPC lo que demuestra es que las vacaciones de 2022, y más con los nubarrones económicos negros que se avizoran, son una opción de riesgo con vistas al invierno que se acerca.
Los viejos «veranos azules» de los primeros años de la democracia -entre crisis, virus y guerras- cada vez parecen ir quedando más y más atrás.
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