Cultura se interesa por devolver a Córdoba las valiosas esculturas íberas expoliadas en 2016

Ahora bien, ¿dónde se exhibirán? La Consejería de Cultura de Andalucía podría recibir estas piezas dentro de un tiempo y tendría que decidir qué hacer con ellas, con dos candidatos fundamentales para que se puedan mostrar al público.

Por un lado, el Museo Arqueológico de Córdoba y, por otro, el Museo Íbero de Jaén. El primero corresponde al lugar en el que está constatado que aparecieron. El segundo estaría interesado por estar especializado en este perídoo de la historia.

El delegado provincia de Cultura, Eduardo Lucena, explicó a ABC que por el momento están a la espera de que termine el proceso judicial en torno a las valiosas piezas, pero no descartó que haya interés en que se queden en Córdoba. Eso sí, será una decisión que tenga que tomar la Consejería de Cultura.

En el otro lado, la directora del Museo Íbero de Jaén, Concepción Choclán, no quiso aclarar si está interesada en que las piezas lleguen hasta sus fondos y no respondió a la pregunta de si ha solicitado que estén en este centro cultural inaugurado en 2017.

Ni confirmó ni desmintió y aseguró que será la Dirección General de Museos, que forma parte de la estructura de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte, la que determine cuál será el lugar en que las piezas se puedan exhibir.

Los próximos meses serán clave para decidir en qué lugar se exhiben las piezas con forma de animales, que se han identificado con dos leonas y dos toros después de un estudio. Las piezas se encuentran en estos momentos depositadas porque son una prueba judicial de dos operaciones contra la venta ilegal de valiosos bienes arqueológicos.

Las estatuas íberas con motivos zoológicos fueron encontradas por la Brigada de Patrimonio de la Policía Nacional tras una larga investigación. Tras tener conocimiento de que se había producido un expolio en un yacimiento de algún punto de la provincia de Córdoba, se puso en marcha la Operación Leona, que culminó en el año 2019 con ocho detenidos.

Las valiosas piezas fueron halladas por casualidad en el verano de 2016 en una finca de Córdoba. Poco después fueron vendidas a unos anticuarios de Barcelona, siempre según el relato de la Policía, que a su vez pretendían revenderlas a algún coleccionista o empresario adinerado por una alta cantidad de dinero.

Para ello, primero tenían que elaborar toda una serie de documentación que acreditara la legalidad de la venta. Entre otras cosas, encargaron informes arqueológicos, un estudio de la pátina, un análisis legal y hasta una supuesta factura que demostrara la adquisición de las esculturas en los años 70 del pasado siglo, antes de que entrara en vigor la Ley de Patrimonio que determina que todo lo que aparezca en el subsuelo es propiedad del Estado tal y como es extraído sea de forma casual o científica.

Los agentes le perdieron la pista a las esculturas íberas poco después de su primera venta. Sin embargo, la investigación se reactivó después de encontrar numerosa documentación en un registro realizado por motivos que nada tienen que ver con la Operación Leona.

La Policía Nacional detuvo a unos anticuarios que había colaborado con el Estado Islámico para vender obras de arte expoliadas, y entre los papeles que obtuvieron aparecieron las imágenes de las esculturas íberas sustraídas en Córdoba.

A partir de ahí, los agentes realizaron interrogatorios a varios de los implicados hasta elaborar un minucioso relato de cómo se habían blanqueado las esculturas y dónde podían encontrarlas.

Fueron recuperadas las cuatro, que ahora esperan en el Instituto de Patrimonio Cultural de Madrid hasta que las autoridades decidan qué hacer con ellas. En este largo proceso, los implicados habían sometido a las estatuas a un proceso de restauración extrema que les ha dado el aspecto que ahora presentan.