El efecto revulsivo de Manuel Mosquera que pretende implantar en el Córdoba CF

Mosquera ha pasado por el Extremadura, en dos etapas, y por el Talavera la pasada temporada. Por tanto, cuenta con experiencia en lidiar con escenarios complicados, con poco margen de maniobra para alcanzar los objetivos. En el cuadro de Almendralejo consiguió una histórica permanencia en Segunda División y con el cuadro cerámico rozó una permanencia que finalmente se consiguió en los despachos.

Sin embargo, en el Córdoba se le presenta un reto de distintas características porque el técnico gallego está acostumbrado a pelear en el barro, una lucha cruda por la permanencia. Ahora, el escenario es distinto pues el conjunto blanquiverde quiere pelear por ascender sin embargo, la medicina es la misma: ganar partidos y romper la mala dinámica que arrastra el equipo en la segunda vuelta.

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Su primera oportunidad como entrenador del Extremadura llegó en la recta final de la temporada 2018-2019 con el equipo en Segunda División . No era una situación fácil pues Mosquera era el cuarto entrenador de la temporada para los de Almendralejo. Tenía la papeleta complicada de lograr una permanencia cotizada tras una primera mitad de campeonato bastante pobre por parte del equipo.

Empezó de forma irregular, pero en su segundo partido incluso le ganó al Córdoba (3-0) con un gol del ahora blanquiverde Kike Márquez. Pronto dio con la tecla y encadenó cinco victorias consecutivas. Entre ellas, las que consiguió ante el Deportivo y el Málaga en su propio estadio.

Finalmente, el equipo terminó en decimotercera posición y se salvó de bajar a la extinta Segunda División B. En los quince partidos que estuvo al frente del Extremadura consiguió 30 puntos que le hicieron ser el segundo equipo más en forma de la categoría por detrás del Osasuna que ascendió a Primera División.

En la siguiente temporada, la 2019-2020, le tocó vivir la otra cara de la moneda. Dirigió al equipo durante toda la temporada y cosechó un balance pésimo de 43 puntos en 42 partidos. El Extremadura descendió como penúltimo clasificado aunque Mosquera conservó el puesto.

Tras un mal comienzo en la Segunda División B, pero fue cesado a los tres meses de competición y posteriormente regresó para mantener al equipo en Primera Federación, pero la estabilidad del club no pasaba por su mejor momento y el club se vio abocado a la desaparición.

La temporada pasada firmó con el Talavera en las mismas condiciones en las que lo ha hecho con el Córdoba, a falta de ocho partidos para el final en Primera Federación. El conjunto cerámico estaba coqueteando con el descenso y Mosquera tenía que revertir la situación y lograr la permanencia en un equipo complicado.

Después de ocho partidos al frente del equipo talaverano, el técnico gallego logró un balance de tres victorias, un empate y cuatro derrotas. Si la temporada hubiese empezado cuando él tomo las riendas del equipo, el Talavera se habría salvado en la decimocuarta posición.

Sin embargo, el cuadro cerámico no consiguió revertir la situación a pesar de que mostró un cambio en su actitud con la llegada de Mosquera. Finalmente, el equipo obtuvo la permanencia en los despachos y, ya que la Federación Española de Fútbol descendió administrativamente al Dux Internacional de Madrid. Por suerte para el Talavera, el último arreón en liga le permitió ser el mejor clasificado de la zona de descenso y ocupar así la vacante que dejó el club expulsado.

Mosquera ha vivido las dos caras de la moneda en el fútbol. En el Córdoba se le presenta otra lucha complicada, pero esta vez en la cima. Cuenta con una plantilla de mucho nivel, diseñada en un principio para el ascenso por lo que debe «exprimir al máximo a todos y cada uno de los jugadores» tal y como ha declarado el propio Mosquera en sala de prensa.