PERDONEN LAS MOLESTIAS
Vicente vuelve a casa
Cuando su guitarra dejó de sonar, el público se puso en pie y le tributó un emocionante aplauso que se prolongó una eternidad
El emocionante concierto de Vicente Amigo, en imágenes
Córdoba
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónVicente Amigo selló su reaparición en el Gran Teatro de Córdoba a las 21.52 del pasado sábado. Había entrado en el escenario en absoluto silencio pocos minutos después de las ocho. Se sentó sin decir una palabra y desgranó una soleá doliente ... como arrancada de un venero de agua amarga. Una hora y cincuenta minutos después, puso fin a una soberbia actuación con los acordes de Roma, el tema que cierra su disco 'Tierra'.
'Tierra' es una obra deliciosa que todo el mundo debería escuchar al menos una vez en la vida. En ella, el guitarrista cordobés ejecuta un ejercicio de valentía creadora verdaderamente encomiable. Vicente Amigo ha nacido para surcar nuevos territorios flamencos y en 'Tierra' se adentra en el universo celta como la lluvia fina riega los valles cantábricos. 'Roma' es una bellísima composición circular, que en los prodigiosos dedos de Vicente suena a canastas de mimbre, hojarasca de otoño y viento del norte.
Cuando su guitarra dejó de sonar, el público se puso en pie y le tributó un emocionante aplauso que se prolongó una eternidad. Vicente Amigo no regresaba al Gran Teatro desde 2016. Y desde 2019, cuando actuó en la Mezquita-Catedral, no tocaba en su ciudad. Córdoba venera al guitarrista de la Fuensanta. Desde que aquel chiquillo rubio y tímido, alumno de Merengue y Manolo Sanlúcar, despuntó como un artista descomunal, no ha dejado de adorarlo.
Quizás por eso, y por la fragilidad consustancial de los genios, Vicente ha generado con los años un pavor ingobernable a exponerse ante el público cordobés. El miedo y el arte caminan de la mano. Días atrás, en estas mismas páginas, otro flamenco irrepetible, Luis de Córdoba, reveló que jamás ha podido cantar relajado en su pueblo, Posadas. «Hubo un tiempo en que me daba miedo cantar en todos lados. Pero en mi pueblo era tremendo», admitió resignado.
No sabemos en qué instante se liberó Vicente Amigo de los demonios interiores. Pero hubo un momento en que sus notas volaban exactas y majestuosas en el aire detenido del Gran Teatro. Porque nuestro admirado guitarrista (y es preciso reconocerlo) congela el tiempo como nadie y administra los silencios con una precisión de orfebre.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete