Cuatro cosas que no sabías de las freidoras de aire

No son pocas las marcas y comercios que han sacado a la venta su propia freidora de aire con éxito. La idea de poder seguir comiendo productos tan apetecibles como unas patatas fritas sintiéndonos bien por no consumir tantas grasas es muy tentadora y agradable. Sin embargo, ¿sabemos realmente cómo funciona este utensilio? A continuación van algunos datos sobre las freidoras de aire que puede que no conozcas.

Aunque su popular nombre haga referencia al proceso de fritura de la comida, no es posible freír sin aceite . Una «airfryer» cocina los alimentos con aire caliente en circulación obteniendo una cocción similar a la de un horno, aunque a una mayor velocidad.

Al no utilizar aceite, los alimentos que introduzcamos en este aparato van a experimentar un proceso de cocinado diferente en función de si tienen su propia grasa o no . Los que sí conseguirán freírse dadas las altas temperaturas a las que son expuestos junto con esa grasa. Para los que no, por el contrario, se aconseja untarles algo de aceite de forma previa para conseguir unos resultados parecidos a los de una freidora convencional.

Aparte de eliminar la textura y el sabor grasiento que muchas veces deja la fritura convencional, el principal reclamo de las freidoras de aire es el hecho de que son mucho más saludables al no emplear aceite . Esto es verdad: los alimentos cocinados con ellas presentan un menor aporte calórico, por lo que ayudan a que nuestra dieta sea más ligera.

Sí que es cierto que, en el caso de determinados alimentos, como las verduras, resulta mejor siempre cocinarlas por otros métodos, como al vapor. Sin embargo, es bastante recomendable para los productos más caloríficos como diversas carnes o las patatas en comparación con las freidoras tradicionales.

En este apartado entra en juego tanto el consumo económico en la cesta de la compra como el energético. El precio de una freidora de aire, que puede ir de los 30 a los 100 euros según el modelo, es más barato que el de otros electrodomésticos y utensilios de cocina, como el más parecido a este: el horno. Además, también supone un ahorro respecto al gasto en aceite.

Al calentar un espacio considerablemente más reducido que el del horno y a una potencia muy alta (aunque no tanto como el de este), el tiempo de cocinado es mucho menor . De esta manera, podemos concluir que el uso que hacen de la red eléctrica es bastante inferior que el de otros productos.

Otra ventaja de las «airfryer» es su mayor limpieza. La cesta en la que se cocinan los alimentos se lava con mucha facilidad (puede meterse incluso en el lavavajillas). Además, no requieren un gran dominio o entendimiento para su uso, ya que son bastante intuitivas e incluyen diversos modos de cocinado que podemos seleccionar según el tipo de alimento que vayamos a utilizar y el plato que queramos preparar.

Para rematar, su reducido tamaño provoca que no ocupen apenas espacio en la cocina y que sea sencillo transportarlas de un lugar a otro. Esto conlleva, sin embargo, que el espacio en la cesta de cocinado sea bastante limitado, por lo que resulta ideal para platos pequeños o de tamaño medio, pero no para preparar grandes cantidades de comida (al menos de una vez).