Apaleado y obligado a comer carbón, cemento y heces: la tortura a una 'mula' del narco en Cádiz

Al llegar al municipio de Cádiz hizo lo previsto. Los dos camellos del pueblo, dos hermanos conocidos por su brutalidad y malas formas, habían comprado una casa frente a la suya para usarla de fumadero. «Pagaron cuatro o cinco mil euros. Estaba en muy malas condiciones», reconocen las fuentes.

Este lugar era donde los 'yonkis' que le compraban las dosis de heroína iban a drogarse. En ese fumadero la 'mula' defecó, cogió las bolas de la carga y se fue a entregarlas. Cuando le dio la sustancia a los dos hermanos, que la iban a cortar para luego vender las dosis, faltaba parte de la carga de unos 300 gramos. Desataron su ira contra la 'mula'. «Lo más seguro es que tras defecar se distrajera y uno de los toxicómanos que andaba por la casa le robara parte de la droga sin que se diera cuenta», añaden fuente de la investigación.

Sin embargo, los hermanos lo acusaron de haberles robado y quisieron sacarle la verdad, así como el resto de la droga del cuerpo, si estaba ahí, a las bravas. Para ello, lo primero que hicieron fue retenerlo. De este modo, en la misma casa que usaban como fumadero lo ataron con unos cables a una silla. «Empezaron golpeándolo con las manos, a puñetazos, pero no les decía los que ellos querían, así que fue a más», añaden los investigadores.

La 'mula' decía que no había robado nada, que eso era todo lo que había expulsado de su cuerpo. Así, decidieron ver si la droga que faltaba seguía en su interior. Uno de los presentes fue a una de las farmacias del pueblo y compró un bote de laxante.

«Ese día solo había una farmacia abierta en el pueblo, por lo que pudimos identificarlo por las cámaras comprando el laxante. Es un medicamento que las dosis son por gotas, se lo hicieron beber entero para provocarle una diarrea», explican fuentes de la Guardia Civil de la Comandancia de Cádiz.

Los traficantes esperaron, pero la 'mula' no echaba más droga. «Aquello era una salvajada. Cada uno que pasaba por la casa daba una idea de cómo sacarle la droga del cuerpo», explican las fuentes consultadas, que remarcan que uno de ellos le propuso darle de comer carbón. Por lo que hicieron que se tragara varias piedras.

Mientras tanto las amenazas seguían. De las manos desnudas pasaron a pegarle con un palo con clavos. «Como el de Walking Dead», describen las fuentes, que señalan que los traficantes le dijeron en medio de las torturas que si no les daba la droga iban a quemar su casa con su mujer y sus hijos dentro.

Amenazas de muerte, mas golpes y otras ideas, cada vez más sádicas. Le cortaron el asiento a la silla y por ahí metieron un tubo, que introdujeron en el ano del secuestrado. Le vertieron una botella de Fairy de lavar los platos y agua caliente, a ver si con esa lavativa le hacían expulsar la droga, pero no podía porque no tenía nada dentro.

Mientras tanto, lo acusaban de ladrón y le arrancaron un diente. Lo amenazaron con dejarlo sin dentadura si no decía la verdad. Hasta le grabaron las iniciales de uno de los hermanos cabecillas de la venta de droga con un cuchillo en el cuello «para que se acordara siempre». En los momentos de más debilidad, cuando la víctima pedía agua, le metían en la boca puñados de cemento. «Una salvajada», insisten los investigadores, que reconocen que le obligaron a comerse hasta sus heces.

Finalmente, el pasado 28 de agosto se escapó de aquella casa fumadero y se refugió en una vivienda cercana. Allí lo vio entrar la propietaria, que llamó a la Guardia Civil pensando que querían robar. Cuando lo encontraron los agentes estaba hecho un cromo. Lesiones, heridas, contusiones... Le habían reventado la cara y estaba malherido. No quiso que lo llevaran a su domicilio.

La Guardia Civil lo llevó al centro de salud, desde donde fue derivado al hospital para tratar las heridas. Se negaba a hablar. Ya había dicho que había sido secuestrado y que lo habían torturado, pero no quiso reconocer a los autores, que eran vecinos del mismo pueblo. Finalmente, la Guardia Civil fue estrechando el cerco hasta los dos hermanos, que tienen fama de conflictivos, y un grupo personas que los acompañan en una supuesta red de menudeo de drogas en este municipio.

El pasado 4 de septiembre, un centenar de agentes hicieron la operación 'Trepamuros' en la que se detuvo a ocho de los nueve implicados. El juzgado de Instrucción 3 de Arcos de la Frontera decretó el ingreso en prisión para seis de los acusados. Quedaron en libertad con medidas cautelares las dos mujeres de los hermanos por tener niños muy corta edad a su cargo. Un noveno identificado está fugado. Es el que dijo que le dieran de comer carbón para que expulsara la droga. Hay una orden de detención en vigor.