Andalucía recauda 122 millones con el juego, sobre todo de 'tragaperras'

El sector vive un rebote de actividad en Andalucía tras la pandemia que le pone en el camino de recuperar cifras de facturación previas al Covid-19

El cartón electrónico desplaza al bingo tradicional en Andalucía

Jugadores en un salón de juego ABC

M. Moguer

Sevilla

Si quieres hacerte rico, el juego de azar no sirve. La frase es de un directivo de la patronal del sector en Andalucía. Ni bingos, ni máquinas, ni apuestas. «Si quieres retirarte con mucho dinero, mejor que compres un Euromillones, pero en una máquina ... de un bar, como mucho, te van a tocar mil euros», señala Enrique Rosas, presidente de la Federación Andaluza de Asociaciones de Máquinas Recreativas, Salones y Ocio (Anmare).

Entonces, ¿qué ofrece el juego? «Diversión, ocio», responden tanto Rosas como Fernando Henar, presidente de la patronal de los bingos de Andalucía. Un ocio que, solo el año pasado, según cifras de la Consejería de Economía, Hacienda y Fondos Europeos, atrajo un gasto de cerca de 1.900 millones de euros solo en la comunidad. De ese dinero, la mayoría, siete de cada diez euros, se jugó en 'máquinas b', lo que se conoce como 'tragaperras'. Le sigue el bingo, los casinos y, cierra la lista las apuestas.

El juego se reivindica como un sector económico más. Rosas habla de hasta 14.000 empleos en total. Sin embargo, se quejan del «estigma», que les persigue. Ellos recuerdan que, además del dinero que mueven, pagan impuestos como sociedad y también los tributos que les corresponden. El juego físico recauda para las arcas públicas de la Junta hasta cien millones de euros al año. Lo gestiona de forma directa el Gobierno andaluz. A eso se suma lo que se recauda por el juego en Internet, un dato que, hasta ahora, se conocía menos. Fueron 22,6 millones de euros solo el año pasado.

Esos más de 22 millones, señalan desde Anmare, es dinero que gestiona el Gobierno central y luego cede a la Junta. «Con esos impuestos también se pagan médicos, profesores y carreteras», reivindica Rosas. «La Junta recaudó 122 millones de euros el año pasado y eso es lo que cuesta un hospital», añade.

Sin embargo, el juego tiene sombras. Esquinas más oscuras que dibuja Francisco Abad, presidente de la Federación Andaluza de Asociaciones de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Fajer). «Nosotros impulsamos un estudio epidemiológico de la ludopatía que realizó la Universidad de Granada donde se determinó que el 2 por ciento de la población andaluza tiene problemas con el juego», explica. Eso es mucha gente: casi 170.000 personas.

Abad pide atención a ciertas señales para detectar la adicción: muchos movimientos sospechosos en la cuenta corriente; nerviosismo y mentiras; temblores y sensación de ausencia... «Las alarmas saltan con dos síntomas: cuando se juega para recuperar lo perdido y cuando la persona se marca un límite de dinero para jugar y, sistemáticamente, lo supera», advierte.

Sin embargo, desde las organizaciones de exjugadores, lanzan un mensaje de esperanza: «Del juego se sale. Se puede vivir plenamente sin apostar, es posible». La clave está en pedir ayuda, sobre todo cuando han notado que las edades de quienes se enganchan están ahora entre los 18 y los 25 años. «A las asociaciones llegan chavales que acaban de empezar a trabajar y, por el juego, tienen deudas de ocho mil a doce mil euros», explica Abad.

El sector del juego, por su parte, no cree que las cifras de exjugadores sean tan altas. «No hay tanta ludopatía. Lo dicen los estudios de las universidades como la Carlos III», señala Rosas. «Pero lo que lo que cala en la sociedad es que si echas un euro a una máquina, tienes un problema y eso no es así», defiende.

El presidente de la patronal del juego en Andalucía cree que «a Urgencias solo llega gente con la cabeza abierta por accidentes de coche y nadie pide que se prohíban los coches, ¿no? Pues si les preguntas a las asociaciones de exjugadores, es lo mismo», señala Rosas. La realidad es que, en la comunidad, hay casi 5.000 personas que se han apuntado a una lista para que les veten la entrada en salones de juego de cualquier tipo. Son, sobre todo, hombres de Sevilla, Málaga y Granada.

En todo caso, coinciden tanto la patronal como las asociaciones de ludópatas, el juego no es solo quienes tienen una adicción. Diciembre es un mes que pone de relieve eso. Muchas empresas o grupos de amigos comparten décimos de la Lotería de Navidad y no hay un problema ahí. Lo mismo que hay quien puede ir al casino y no desarrollar una adicción, defienden desde el sector.

De hecho, las cifras desvelan que los andaluces juegan con frecuencia y la ludopatía no es mayoritaria. Según datos de la Junta, cada ciudadano gastó el año pasado 223 euros en apostar. La cifra supone un aumento de casi un 50 por ciento con respecto al año anterior, en plena crisis del Covid. Pero se sitúa aún, se quejan en el sector, lejos de los 264 euros que se dejó cada andaluz en 2019, antes del Covid-19.

Los puntos de juego, señalan desde la Junta, provocaron en 2021 hasta 276 expedientes de sanción. Pero, subrayan, más del 70 por ciento fue contra «locales ilegales o clandestinos». Quien opera con todo en regla, indican desde la patronal, cumple las normas. Más les vale: «Si pillan a un menor en una sala de juego -explican desde Anmara- nos multan con diez mil euros y nos cierran el local». Por eso, insisten, son muy escrupulosos a la hora de aplicar el derecho de entrada.

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