El «árbitro» del Parlamento de Andalucía con mando en el PSOE

Juan Pablo Durán mantiene sus cargos orgánicos en el partido al tiempo que preside la Cámara autonómica

El «árbitro» del Parlamento de Andalucía con mando en el PSOE EFE/Raúl Caro

s. Benot

Una cosa es el partido y otra muy diferente el poder institucional. O así era hasta ahora. Porque Juan Pablo Durán compagina ambas cosas en un hecho insólito ya que ni en Andalucía ni en ninguna otra comunidad autónoma, el presidente del Parlamento ... de Andalucía ha tenido tan alto cargo en la estructura interna de su formación política. Durán es quien manda en el PSOE de Córdoba . Es su secretario general y quien maneja los hilos internos de la agrupación, eso sí, siguiendo escrupulosamente los dictados de Susana Díaz . El pasado miércoles, en la Mesa de la Cámara autonómica, Durán no dudó en ponerse del lado de su partido, apoyado por Ciudadanos, para torpedear dos iniciativas legislativas de la oposición (PP y Podemos) para que no fueran debatidas por el Pleno. El PP pedía la eliminación del impuesto de sucesiones y donaciones y el partido morado llevaba una propuesta para publicar todas las cuentas de la Junta. Durán tomó la iniciativa de dejarlas sin calificar, «comprándole» el discurso a Mario Jiménez , el portavoz del PSOE, que argumentó que tales iniciativas implicaban una modificación del Presupuesto de la Comunidad para hacer valer el bloqueo del Gobierno andaluz .

Su rol de «árbitro» del Parlamento quedó seriamente tocado con esta decisión sin precedentes. El coordinador general de IU, Antonio Maíllo , llegó a reprocharle que ejerza «más de responsable del PSOE» que de «segunda autoridad andaluza».

Durán está al mando del PSOE de Córdoba desde el año 2008, aunque siempre ha sido un hombre del aparato . Desde hace quince años, ha ocupado cargos en el partido, y se mueve en los engranajes internos con una especial habilidad. Tanto es así que ha logrado ser aupado hasta la Presidencia del Parlamento a pesar de los malos resultados electorales del PSOE cordobés .

En 2011, el entonces líder socialista, José Antonio Griñán, quería que Miguel Ángel Moratinos fuese el candidato a la Alcaldía pero no lo logró y Durán fue el número uno. El resultado: cuatro concejales, el peor de la historia en la ciudad de los califas que convirtió a los socialistas en la cuarta fuerza política, por detrás del partido de Rafael Gómez «Sandokán» y de Izquierda Unida .

Cuando tomó posesión como presidente del Parlamento —una elección de Susana Díaz que sorprendió a propios y extraños en el PSOE—, Durán aseguró que dejaría el cargo orgánico consciente de esa incompatibilidad «moral» pero, a día de hoy, esa dimisión no se ha producido.

Dijo entonces que tendría que hablarlo con sus compañeros pero las conversaciones se están dilatando más de lo previsto. Claro que la máxima dirigente socialista, también secretaria general del PSOE andaluz, permite que mantenga los dos cargos, además de otros que ostenta. Es coordinador del Consejo Territorial del PSOE-A , vocal en la Ejecutiva Federal y miembro del Comité Federal.

Búsqueda de acuerdos

El papel institucional del presidente de la Cámara andaluza lo obliga a mantener una prudente distancia de su partido, tratando de buscar consensos en los asuntos más espinosos. Y, sobre todo, en el Parlamento más fragmentado que nunca en la historia de Andalucía y con un Gobierno en minoría. La polémica composición de la Mesa del Parlamento —que dio mayoría al PSOE y que el PP ha recurrido ante el Tribunal Constitucional— fue la primera prueba de fuego a la que se enfrentó. La segunda ha sido el bloqueo de dos iniciativas, lo que hizo montar en cólera a la oposición. La estrategia de Díaz es clara: mantiene a tres secretarios generales del PSOE en la Mesa del Parlamento. La vicepresidenta primera, Teresa Jiménez , en Granada; y la secretaria primera, Verónica Pérez , en Sevilla, y Durán, en Córdoba. Así, no sólo consigue mantener el control orgánico en estas tres provincias sino también un férreo cierre de filas en las más polémicas decisiones que tenga que tomar la Mesa del Parlamento.

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