La exjefa etarra Anboto dice que está cansada de acudir a juicios en la Audiencia Nacional
Insiste en que aún no estaba en ETA cuando la banda intentó provocar una masacre en un partido de fútbol en Mendizorroza (Vitoria), de la que fue absuelta hace un año y medio
Madrid
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Iniciar sesiónLa exjefa de ETA Soledad Iparraguirre, alias 'Anboto', ha vuelto este lunes a la Audiencia Nacional para la repetición de uno de los numerosos juicios que ya ha protagonizado. En este caso, por el atentado frustrado en el estadio vitoriano de Mendizorroza, donde la banda ... terrorista colocó un coche-bomba junto a las taquillas en un partido entre el Alavés y el Lérida en 1985. Los agentes localizaron el vehículo y lo desactivaron antes de que explotara, evitando así una masacre.
Anboto ha mantenido la cara de cansancio, la actitud apocada y el tono bajo de sus últimas comparecencias en la Audiencia Nacional. De momento, dieciocho juicios en total, doce de ellos en plena pandemia, lo que le ha provocado un «cansancio físico y anímico enorme», según ha explicado ella misma a preguntas de su abogado, el único al que ha respondido.
Soledad Iparraguirre ha empezado su intervención justificando por qué en este caso iba a insistir en su inocencia, a diferencia de lo que ha hecho en otros juicios anteriores, en los que aceptaba la pena que pedía la Fiscalía. Y es que, como ya las primeras condenas que le impuso la Audiencia Nacional sumaban más de los 30 años que puede pasar en prisión como máximo, no tenía ningún coste penitenciario para ella reconocer su culpabilidad en otros atentados. Y, de paso, se ahorraba el traslado temporal a una prisión madrileña para asistir a cada uno de esos juicios.
Pero esta vez sí se ha defendido porque ella misma y su entorno familiar se sienten más fuertes después de que en verano de 2021 el Gobierno de Sánchez la acercara a la cárcel de Vitoria, la misma ciudad en la que se cometió ese atentado. Y, gracias a ello, la exjefa de ETA explicaba este lunes que «he podido abrazar a mi madre después de 40 años». De hecho, ha añadido que fue su madre quien la animó a acudir y defenderse en este juicio: «El acuerdo es con ella y no con el fiscal», resume ahora para ilustrar su cambio de estrategia respecto a otras causas en las que ha reconocido su culpabilidad y aceptado la condena sin defenderse.
Anboto afirma que ella no pertenecía a ETA cuando la banda colocó ese coche-bomba en Mendizorroza, ya que insiste en que no ingresó hasta cinco años más tarde. «Fue en 1990 cuando me preguntaron si quería pertenecer a la organización y dije que sí», añadía con tranquilidad para justificar que no tuvo nada que ver con ese atentado de 1985.
Y ello a pesar de que ya había sido detenida en Francia en 1981, cuatro años antes. Pero asegura que, tras pasar diez días en la cárcel por esa detención, salió e intentó rehacer su vida, pero que fue «incapaz» de hacerlo, entre otras cosas porque «mogollón» de veces estuvo a punto de ser víctima de los GAL, según ella.
Absolución «ilógica»
Anboto fue absuelta por esta causa hace un año y medio, gracias a que dos de los tres magistrados de la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, José Antonio Mora y José Ricardo de Prada, consideraron que el informe policial de 2019 que acreditaba sus huellas en el vehículo que robó ETA para cometer ese atentado era «contradictorio» con los datos que se recabaron justo después del mismo, que se limitaron a señalar la presencia de varias huellas, pero sin identificar a qué personas correspondían.
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Algo que sí se logró cuando, a instancias de la Fiscalía y ya con los medios tecnológicos de los que no disponía hace tres décadas, la Policía por fin pudo identificar en 2019 las huellas de Anboto en ese coche-bomba. A pesar de ello, salió absuelta en marzo de 2021 por la sentencia de la que fue ponente De Mora y que apoyó De Prada.
Sin embargo, el tercer magistrado de ese tribunal, Fernando Andreu, se mostró en contra y emitió un voto particular para explicar que había «prueba concluyente, plena, válida, adecuada y suficiente» de la participación de Anboto en ese atentado «más allá de toda duda razonable». Lo mismo entendía la Fiscalía, que pide para Anboto hasta 488 años de cárcel por este atentado, de forma que recurrió al Tribunal Supremo. Y hace justo un mes éste anuló esa absolución por «ilógica» y ordenó repetir el juicio para que se valore oportunamente esa prueba fundamental de la identificación reciente de las huellas de Anboto.
«Deseando conocerla»
En esta primera jornada han vuelto a declarar varios condenados por este atentado que ya testificaron en diciembre de 2020, durante el juicio inicial. Entre ellos, el etarra José Ignacio Gaztañaga y los exertzainas Santos Berganza y José Miguel Suescun, colaboradores ambos de ETA pese a haber sido agentes de la Policía vasca.
Gaztañaga y Berganza han insistido en negar lo que ellos mismos confesaron ante los Juzgados Centrales de Instrucción de la Audiencia Nacional tras ser detenidos en 1988 y 1989, respectivamente. Entonces reconocieron que conocían a Soledad Iparraguirre y que ésta formaba parte del comando Araba, el mismo que cometió el atentado frustrado de Mendizorroza. Ahora, como en 2020, niegan esa declaración, que insisten en achacar a presiones y «torturas» de la Guardia Civil.
Ante las preguntas pausadas e incisivas del fiscal Carlos Bautista, el etarra Gaztañaga se ha enrocado en negar su declaración inicial: «¿Cómo quiere que le repita otra vez las cosas?» Berganza, por su parte, ha alabado a Anboto por lo que, según él, «ha aportado al proceso de paz, al cese de la actividad armada y al tema de los presos». De hecho, ha aprovechado para añadir que está «deseando conocerla».
La repetición de este juicio podría quedar vista para sentencia este mismo martes, según ha explicado a las partes la presidenta del nuevo tribunal, completamente distinto al que absolvió a Anboto en marzo de 2021. Si no diera tiempo, se prolongaría hasta el miércoles.
Fallos técnicos
Como es habitual en no pocos juicios en nuestro país, éste tampoco ha estado exento de dificultades técnicas con los sistemas telemáticos por los que han comparecido varios testigos. Hasta el punto de que el tribunal ha conectado incluso con uno que ni siquiera pertenecía a esta causa. «Vaya en la que te has metido», ironizaba sorprendida la funcionaria de auxilio judicial cuando se ha enterado que la conexión era con la Audiencia Nacional. La presidenta del tribunal ha considerado entonces que era el momento de hacer un receso.
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