Villegas y De Páramo dejan la política y facilitan la renovación de Ciudadanos a Arrimadas

Son dos decisiones sopesadas, pero consecuentes con la asunción de responsabilidades de la que ya habló el propio De Páramo antes del último Comité Ejecutivo con Rivera al frente de Cs, tras el que el exlíder liberal anunció públicamente que dejaba la política después de la debacle en las urnas de su partido. Hoy se cumplen diez días de aquel cónclave traumático , en el que se despidió el único presidente que ha tenido Cs, y sus lugartenientes han decidido seguir sus pasos.

Ya lo hizo horas después de su dimisión Juan Carlos Girauta , aunque el peso interno del que fuese diputado por Barcelona y por Toledo no es equiparable al de Villegas ni al de De Páramo. El ahora secretario general en funciones siempre fue la mano derecha de Rivera en el partido, mientras que De Páramo era el asesor en el que más confiaba el expresidente de Cs. De su mente nacieron muchos de los grandes golpes de efecto en los debates del 28-A y también las ideas que calaron en abril, pero que fracasaron en noviembre.

Ambos eran dos de los grandes señalados del derrumbe de Cs el 10-N. Como consejeros de la máxima confianza de Rivera eran corresponsables de sus decisiones e, internamente, muchos en privado se cuestionaban si debían seguir al frente de la formación. Su salida, sin duda, facilita la toma de decisiones de Inés Arrimadas , que de momento es la única que se ha postulado a liderar Cs y que aglutina el consenso para encabezar el proyecto.

Sin la «obligación» de incluir a Villegas ni a De Páramo, Arrimadas tendrá más libertad para configurar su propio equipo y emprender la renovación y el regreso al centro que le reclaman desde diversos sectores de Cs. Además, ambos hasta ahora se habían mostrado neutrales respecto a la sucesión de Rivera, pero han optado por acompañar su despedida de un respaldo explícito a la única que ha sido capaz de vencer al nacionalismo en unas elecciones autonómicas en Cataluña.

Villegas ha desvelado su intención en una entrevista en Telemadrid , aunque, a diferencia de De Páramo, se ha puesto al servicio del partido para pilotar la interinidad. Después, tras la Asamblea General de marzo, abrirá «nuevas etapas en el partido y en la vida personal». Todo apunta a que Manuel García Bofill , presidente del Consejo General, incluirá a Villegas en la terna de esos diez a quince nombres que tomarán las riendas de Cs hasta el congreso de marzo.

Bofill encabezará la gestora y propondrá sus acompañantes, en una lista que deberá ser aprobada por dos tercios del Consejo General del 30 de noviembre. Los integrantes de la gestora no pueden después formar parte del equipo de ningún candidato, por lo que si alguien de este órgano interino quiere después optar a estar en la nueva dirección, deberá dimitir de la gestora al menos quince días antes de la Asamblea General. Y dos semanas antes de la misma, los afiliados escogerán también en primarias a su nuevo líder.

«Yo no seré secretario general ni estaré en la nueva Ejecutiva de Cs», ha prometido Villegas, que sin embargo sí se ha puesto a disposición del partido «para llevar una transición» hasta la quinta Asamblea General, que se celebrará como pronto el 10 de marzo dada la separación de cuatro meses marcada por los Estatutos entre un congreso extraordinario y unas elecciones.

Las intenciones de De Páramo parecen distintas, y es que ha puesto punto final a su etapa en la política con una carta pública en la que subraya «el honor y el orgullo» sentidos al representar a los españoles. El exsecretario de Comunicación de Cs recoge los grandes éxitos del partido en los cinco años que llevaba en política –como la irrupción en el Congreso, la victoria en las catalanas del 2017 o el cambio de gobierno en Andalucía–, pero también reconoce «errores» que le llevan a aceptar su responsabilidad. «De los éxitos se aprende y de las victorias todavía más».

Pero en lo que ambos coinciden es en dejar señalado el futuro de Cs: Arrimadas. De la diputada por Barcelona, Villegas ha destacado que es «una buena candidata» y «la única que ha asumido que puede tirar del carro»; mientras que De Páramo, permiso de los afiliados mediante, está «convencido» de que puede conseguir «todo lo que se proponga». Con el apoyo explícito del antiguo núcleo de Rivera, el del sector crítico con el veto a Pedro Sánchez y el de la inmensa mayoría de dirigentes y afiliados, Arrimadas tiene ahora la misión de incluir a todas las voces en su equipo y de resucitar un centro político caído el 10-N en desgracia.