El sospechoso de la muerte de Dana Leonte, libre antes de acabar la investigación

En febrero, ese mismo órgano judicial estimó el recurso de su defensa y le impuso 25.000 euros para acceder a la libertad provisional al considerar que los indicios recabados contra él (catorce) permiten «una sólida sospecha, pero no una aceptable seguridad sobre la autoría de la muerte» . La familia alegó que no disponía de esa cantidad y pidió que fuera suficiente con 6.000 euros. En abril la juez instructora fijó la fianza en 17.000 y finalmente la Audiencia volvió a rebajarla hace solo unos días hasta 8.000 euros porque «la familia carece de recursos económicos».

Ayer, Sergio Ruiz comió con sus parientes y montó a caballo después de nueve meses en la cárcel de donde salió asegurando que es «cien por cien inocente». La pareja de Dana Leonte y padre de su hija, que tenía dieciocho meses cuando desapareció la mujer, sigue manteniendo que él no la mató. Los investigadores solo apuntan a él, pero después de un año se han hallado únicamente una decena de restos óseos en el monte y ni siquiera se ha podido establecer el mecanismo de la muerte.

Los perros especializados marcaron varias manchas de sangre en la casa que compartía la pareja tras ser detenido Ruiz en septiembre, cuando un perro encontró un fémur de Dana fracturado en el campo. El equipo de inspecciones oculares de la Guardia Civil también apreció que apuntaban a restos de sangre, pero las pruebas de laboratorio no pudieron confirmar con seguridad que lo fuera, una duda a la que se ha agarrado la defensa para mantener la endeblez de los indicios.

La titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Vélez-Málaga argumentó en su auto de prisión que Sergio Ruiz entre las 19.00 horas y las 22.40 del 12 de junio golpeó al menos en una ocasión con un palo de madera en la cabeza a su pareja , que quedó «inconsciente o malherida». Luego la envolvió en un edredón y la arrastró escaleras abajo. La metió en su coche, un Mitsubishi Pajero para trasladarla, «bien para ocultarla porque ya la había matado» en la casa de Arenas o «bien para matarla y ocultarla».

En el primer registro de la casa que se hizo en junio los agentes concluyeron que la casa se había limpiado con lejía y aguarrás, lo que para los investigadores explica la imposibilidad de certificar que las manchas halladas son de sangre.

El pasado 10 de junio, antes de que la Audiencia rebajara la fianza al sospechoso, la juez apremió a la Guardia Civil para que entregara «a la mayor brevedad» el informe de geolocalización de los teléfonos con el fin de establecer si el de Dana y el de Sergio estaban juntos en el momento de los hechos, lo que supondría otro indicio contra el sospechoso.

En esa misma diligencia la magistrada pedía también rapidez al Instituto de Medicina Legal de Málaga para concluir su informe sobre los restos óseos hallados (partes de la columna y la extremidades). La juez quiere saber si presentaban fracturas (como el fémur), cuál sería el origen de esas fracturas y si habían sido causadas antes o después de la muerte. La Audiencia malagueña no esperó al resultado de ninguna de estas dos pruebas para rebajar la fianza al investigado.