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Sánchez y Casado acuerdan ir unidos si se toman medidas excepcionales en Cataluña

El presidente en funciones y el líder del PP hablaron durante la recepción del 12-O

Santiago Abascal, Albert Rivera y Pablo Casado, en el desfile de la Fiesta Nacional Efe
Mariano Calleja

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El Día de la Fiesta Nacional iba a estar marcado por la precampaña electoral , pero el anticipo de la sentencia del desafío independentista a primero hora de la mañana cambió el guión. En la recepción de Palacio Real, Pedro Sánchez y Pablo Casado mantuvieron una conversación sobre las posibles consecuencias de esta sentencia histórica, que se notificará casi con toda seguridad mañana, lunes. Ante los distintos escenarios que podrían darse, el líder del PP garantizó al presidente en funciones que tendrá todo el apoyo de los populares «para lo que tenga que hacer en Cataluña». «Haz lo que tengas que hacer», dijo Casado a Sánchez.

Los partidos se movieron con cautela a la espera de la confirmación oficial del contenido de la sentencia, pero tanto el PSOE, como el PP y Ciudadanos subrayaron ya su respeto a lo que decida el Tribunal Supremo. La charla de Sánchez y Casado selló la unidad de los dos grandes partidos nacionales. El presidente de Ciudadanos , sin embargo, mostró su extrañeza, unos metros más allá, por el hecho de que nadie del Gobierno en funciones se hubiera puesto en contacto con su partido para informar al menos de los pasos que puede estar dispuesto a dar en Cataluña, si se complica la situación.

Tras la charla con Sánchez, Casado comentó, en una conversación informal con periodistas, que la sentencia del «procés» puede ser «balsámica para el Estado de Derecho». Según señaló, los dirigentes independentistas se pensarán mucho qué pasos están dispuestos a dar a la vista de las condenas que puede dictar el Supremo. Los populares creen que la coordinación de los cuerpos policiales será fundamental en los próximos días, por lo que la activación de la ley de Seguridad Nacional es una opción que cobra fuerza, precisamente para garantizar ese buen funcionamiento. El PP, sin embargo, no ve tan próximo un nuevo 155, cuyo procedimiento es mucho más enrevesado. Curiosamente, en la recepción del año pasado, Casado sí reclamó la aplicación inmediata de ese artículo de la Constitución.

Casado espera que el PSOE mantenga una posición «firme», pero admitió sus dudas sobre la reacción a la sentencia por parte del PSC.

El presidente en funciones tiene previsto hacer una declaración institucional en el Palacio de la Moncloa cuando se haga pública la sentencia, cuyo contenido desconocía ayer, según comentó en un corrillo con periodistas en el Palacio Real. «Espero que la Generalitat respete la legalidad y no vuelva a cometer los errores de 2017», advirtió. Eso sí, Sánchez aclaró que el Gobierno en funciones tiene estudiados «todos los escenarios posibles» e irá actuando en función de cómo se desarrollen los acontecimientos.

Posibles disturbios

Sánchez explicó que la actuación del Ejecutivo se guiará por los principios de « firmeza democrática, proporcionalidad y unidad », y dejó claro que si tiene que tomar alguna decisión importante, hablará con la oposición.

La filtración de la sentencia no gustó al Gobierno en funciones, según confesó la ministra portavoz, Isabel Celaá , quien apuntó que «tenga el sentido que tenga, hay que acatarla» y debe prevalecer «la normalidad y el Estado de Derecho». También el ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska , subrayó que hasta que no se notifique «no hay sentencia», sino «suposiciones», y expresó su confianza en que no se produzcan disturbios en Cataluña cuando se haga oficial.

En el Palacio Real se estrenó el líder de Vox, Santiago Abascal , quien acudió a la recepción arropado por todo el núcleo duro de su partido. Abascal se mostró «preocupado» por la sentencia del Supremo, ya que, a su juicio, no se produjo solo un delito contra el orden público, sino «contra el orden constitucional», por lo que una condena por sedición, y no por rebelión, se queda corta.

Más allá de la sentencia, en la recepción del Palacio Real hubo ambiente de precampaña electoral , con dos candidatos que se ven con opciones de ganar, Pedro Sánchez y Pablo Casado. El líder socialista había recibido poco antes un fuerte abucheo durante el desfile de las Fuerzas Armadas, que no se tomó demasiado bien. «España es de todos, no solo de la ultraderecha, ni de los socialistas», comentó después. Sánchez admitió que hay una «ralentización» en los resultados del PSOE en las encuestas, pero se mostró convencido de que según avance la campaña mejorarán los resultados, los españoles votarán «desbloqueo» y habrá un nuevo Gobierno en diciembre. «La disyuntiva es avanzar o bloquear», sentenció.

Casado reconoció su optimismo y aseguró que el PP «puede ganar» el 10 de noviembre, pero también admitió que uno de los riesgos en las próximas semanas es que los populares caigan en el «triunfalismo», mientras casi todas las encuestas reflejan una tendencia clara a seguir subiendo.

El aplauso de los barones

Los barones del PP tampoco ocultan su satisfacción por la marcha del partido. Alberto Núñez Feijóo y Juan Manuel Moreno atribuyen claramente el buen resultado del PP, al menos en las encuestas, al nuevo rumbo que ha tomado, con la moderación y la centralidad como bandera. Fuentes territoriales populares reconocieron que Casado ha conseguido que el PP vaya «bien» apenas con unos cambios:«Si hubiera hecho más y de más calado, iría aún mucho mejor», avisan.

En el salón de la recepción otra de las grandes protagonistas fue Ana Pastor , flamante número dos en la lista del PP por Madrid, y uno de los ejemplos más visibles, según señalan los barones populares, de ese giro «oportuno» de Casado. La expresidenta del Congreso y exministra, una de las personas más cercanas a Rajoy en el PP, quiere que el expresidente haga campaña con ella en Madrid.

En Ciudadanos, Rivera confía en que las dos últimas semanas antes de las elecciones pueda remontar la caída de las encuestas, sobre todo en un debate en el que se mueve como pez en el agua. Es su punto fuerte y espera aprovecharlo para frenar la fuga de votos que se ve en los sondeos.

En los corrillos de los políticos se habló también de la exhumación de los restos de Franco . Como el año pasado. Ya entonces, en octubre de 2018, el Gobierno daba vueltas sobre ese asunto, y la vicepresidenta, Carmen Calvo, aseguraba que no podría impedir la inhumación en La Almudena. Un año después, y ya con el cementerio de El Pardo-Mingorrubio como destino confirmado, Sánchez aprovechó su charla con periodistas para confirmar que esta semana se tomará la decisión sobre la fecha para la exhumación y la reinhumación de Franco. Fuentes del Gobierno señalaron que se producirá entre el viernes 18 y el martes 22 de octubre.

Sánchez reconoció que aún quedan algunos flecos «técnicos» para la exhumación, que coincidirá, previsiblemente, con la precampaña electoral.

En el Partido Popular, Pablo Casado prefiere no hacer ni un comentario sobre la exhumación. Los populares creen que son debates «trampa» del PSOE, que solo tratan de movilizar a su electorado. Por eso, cada vez que se pregunta al líder del PP por ese asunto, suele acabar hablando de economía y de «los problemas reales de la gente». Casado cree que esta campaña se le está haciendo larga al PSOE, que no sale de su parón y el tiempo puede jugar en su contra.

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