Rajoy atacará por el flanco más débil de Zapatero: su crisis de credibilidad

Es la «credibilidad» o, mejor dicho, la falta de ella, la palabra clave que enarbolará Rajoy. Nada menos que ocho debates parlamentarios sobre cuestiones económicas «y en cada uno de ellos Zapatero se ha presentado un plan distinto que no ha servido para nada», apuntan fuentes cercanas al líder del PP, que ha decidido encerrarse para preparar su discurso hasta el punto de que ayer no convocó al comité de dirección del partido.

Rajoy recapitulará la que ha sido la política económica del Gobierno, lo dicho y comprometido en cada uno de los debates parlamentarios que les han enfrentado y las razones de por qué se ha llegado a la situación actual, lo que deriva, a juicio del líder del PP,en una clara responsabilidad política, la de José Luis Rodríguez Zapatero.

En este repaso recordará que el PP lleva seis años advirtiendo sobre el riesgo del incremento del gasto público, denuncia a la que «sólo se ha respondido cuando los mercados se han plantado», después de presentar unos Presupuestos Generales del Estado para este año que elevaban el gasto nada menos que un 17 por ciento y que se convirtieron en papel mojado mes y medio después cuando el Consejo de Ministros presentó un plan de recorte de 50.000 millones para tres años.

También tiene previsto responder Rajoy a la tan traída y llevada crítica de que los populares «no arriman el hombro». Recordará el acuerdo sobre el plan de rescate del sector financiero o el pacto alcanzado en torno a la presidencia de la Unión. Las posiciones son tan diametralmente opuestas que nada hace prever que se pueda salir del debate con un gran pacto de Estado, acaso algún acercamiento en cuestiones puntuales como el tema de las pensiones que, en todo caso, debe abordarse en el Pacto de Toledo.

Todo apunta a que haya capítulo de propuestas, pero, por si acaso, los servicios de prensa del PP remitieron ayer a los periodistas el conjunto de medidas e iniciativas parlamentarias que han venido presentando en los últimos años en un intento por desmontar el discurso, arraigado, sobre la falta de un plan propio.