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La propietaria señalada por Podemos: «Me han linchado para quedarse con mi piso a precio de ganga»

La dueña de la vivienda ha compartido las imágenes de cómo ha quedado la casa tras el desalojo

El salón de la vivienda tras el desalojo Idealista | Vídeo: Así señaló Irene Montero a la propietaria del piso
Adrián Marina Bralo

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Hace unos meses, tres dirigentes de Podemos — Irene Montero, Ione Belarra y Rafa Mayoral señalaron a una propietaria de Barcelona y difundieron su nombre y apellidos en redes sociales para intentar parar un desahucio . Este martes, Esther Argerich, la dueña del piso, publicó un artículo en el portal Idealista News defendiéndose. «Me han hecho un linchamiento público y todo para quedarse con mi piso a precio de ganga», asegura.

En su relato de los hechos, Argerich afirma que heredó la vivienda de sus padres —de 140 metros cuadrados y cinco habitaciones— hace doce años y la alquiló a través de una agencia por 1.100 euros mensuales. El contrato de arrendamiento era en principio de cinco años, pero se prorrogó en varias ocasiones. En una de ellas, y como consecuencia de la pérdida del trabajo de uno de los inquilinos, se rebajó el importe del alquiler hasta los 1.000 euros mensuales.

En 2018, cuando caducaba el contrato, Argerich decidió no renovar más el contrato para reformar la vivienda y vivir en ella, algo que notificó a los inquilinos con cuatro meses de antelación mediante un burofax. Sin embargo, antes de que se cumpliera el plazo, el marido de la propietaria sufrió un ictus y permaneció ingresado varios meses , lo que propició un cambio de planes.

Argerich ofreció entonces a los inquilinos un nuevo contrato de, como máximo, tres años de duración con un alquiler de 1.300 euros mensuales. Que no se hubiera actualizado el precio del alquiler en doce años e incluso se hubiera reducido, a pesar de los cambios en el mercado inmobiliario, son el argumento de la propietaria para subir el alquiler. Para la hasta ahora portavoz de Podemos en el Congreso era una «subida abusiva».

Entonces, los inquilinos, siempre según la versión de Argerich, comunicaron a la administradora del alquiler que no querían irse del piso, pero tampoco aceptaban la subida . La dueña del piso y la administradora comenzaron a recibir cartas del Sindicato de Inquilinos y de la Oficina de Vivienda Popular de Gracia solicitando una revisión a la baja del alquiler, por lo que la propietaria decidió zanjar el contrato.

«Coacciones»

En ese punto «empezaron las coacciones» que ella misma relata: «Concentraciones violentas delante de la agencia inmobiliaria con pancartas con mi nombre y apellido, repartieron folletos por las calles con datos personales míos, fueron a mi domicilio a repartir folletos a los vecinos, engancharon carteles con mi nombre y otros datos personales por todo el barrio, hicieron llamadas telefónicas a mi lugar de trabajo , explicando la historia a mis compañeros». Los tres dirigentes de Podemos dieron más alas a la historia.

Además, Pablo Iglesias aseguró en la televisión, según Argerich, que ella era propietaria de 17 viviendas, algo que ella niega: «Ni soy una gran propietaria, ni empresaria, ni mi nombre era público». «Han estado difundiendo datos personales por internet y redes sociales. Y para justificar lo indefendible iban diciendo mentiras. Me han hecho un linchamiento público y todo para quedarse con mi piso a precio de ganga», asegura.

Finalmente, los Mossos d'Esquadra procedieron a desahuciar a los inquilinos el 20 de diciembre. Argerich afirma que hasta julio habían estado depositando el dinero del alquiler en un juzgado, pero cuando les rechazaron un recurso para frenar el desalojo decidieron dejar de pagarlo. Además, asegura que descubrió que estaban realquilando las habitaciones.

Durante el proceso ha tenido que pasar por «varias bajas laborales ocasionadas por la angustia y nervios que estaba pasando» y ahora ha compartido fotos que ilustran el estado en el que ha quedado la vivienda: «La entrada y la escalera la dejaron destrozada. Cuando finalmente llegué al piso estaba fatal. En fin, no quiero ni pensar en todos los daños que me han ocasionado».

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