La presión de los inmigrantes se traslada a Castillejos
Temor en la ciudad marroquí ante la vuelta de jóvenes con la bandera del fracaso
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Ahmed Biyuzan
El júbilo ante la perspectiva de una nueva vida tornó en fracaso en cuestión de horas y la avalancha que sufrió Ceuta dio la vuelta y aterrizó en Castillejos, la localidad marroquí fronteriza, como primera parada. La Policía marroquí comenzó a lanzar gases lacrimógenos ... la noche del martes en la frontera del Tarajal. La misión era disolver la presión sobre la verja. Al despuntar el día, el fuerte dispositivo había tomado la zona de Castillejos , según fuentes consultadas por ABC en la frontera, donde se podía ver a la caballería desplegada para evitar nuevos saltos de valla o accesos a las playas para cruzar a nado los espigones.
Por la noche, las autoridades de Marruecos ya avisaron a los que estaban esperando para entrar de que iban a desalojar las colas hacia la valla. Así, ante las cargas y la toma de toda el área, por parte de agentes marroquíes, los que aspiraban a cruzar se han tenido que dar la vuelta.
Fuentes consultadas explican que las multitudes al otro lado de la frontera van en descenso, por lo que creen que la crisis se está enfriando por la acción de Marruecos para repeler las llegadas.
Este retorno masivo ha sembrado la preocupación en la ciudad. « Los que tienen empleo y familia se marcharán, pero ¿y los que no? », se pregunta un vecino. «Seguro que se quedan los peores». Los testimonios recabados apuntan que no va errado . Ninguno quiere dar su nombre. Han fracasado y lo saben. Tiene 16 años, es de Tetuán, entró el martes por la tarde a Ceuta. «Quería un trabajo porque Ceuta es mejor que Marruecos», dice. Nada más llegar fue expulsado y pasó la noche al raso en Castillejos.
La historia se repite con otro joven de 27 años, de Casablanca. Su intención era coger el ferri y viajar a la península. En su ciudad está empleado en una empresa de electrodomésticos. Pasó solo unas horas en Ceuta antes de que lo devolvieran.
En la calle, esperando viajar hoy mismo a Casablanca, aguarda un universitario de 21 años que también trabaja para ayudar a su familia. Denuncia que los agentes españoles lo trataron con violencia. «Pese a este fracaso lo voy a intentar todas las veces que pueda» , dice convencido.
« Yo vi en Facebook que se podía entrar fácilmente y fui con mis amigos. La Policía marroquí no nos dejó pasar, me volveré a Tetuán», explica otro chico que deambula por las calles de Castillejos. Un poco más adelante habla otro de los retornados. Es chapista y pintor. «Mi hermana es discapacitada, en España la puedo ayudar». Pasó dos noches en la calle y ahí lo sorprendió la Policía y lo mandó al otro lado de la frontera. Esa en la que se han estrellado sus sueños.
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