Moratinos se aleja aún más de la disidencia cubana tras ser recibido por Raúl Castro
El foso entre el Gobierno español y los grupos de disidentes anticastristas en Cuba se ahondó ayer, después de que Miguel Ángel Moratinos decidiera que ningún miembro de su delegación se reuniría con los opositores. La decisión fue anunciada a los periodistas por el ministro ... de Asuntos Exteriores, después de permanecer reunido cerca de tres horas con el presidente cubano, Raúl Castro, y sólo unos momentos antes de abandonar La Habana con dirección a Madrid.
El departamento de Moratinos había advertido ya antes de que comenzara su segunda visita a la isla, que no habría encuentro del ministro con los disidentes, pero se anunció que existía la intención de que el director general para Iberoamérica, Juan Carlos Sánchez, convocara a los representantes de los grupos más importantes para mantener conversaciones con ellos. Esa era la idea que se tenía, al menos hasta que se produjo el encuentro con Castro, que no se confirmó hasta primeras horas de la tarde de ayer. Oficialmente, la decisión de abandonar la idea se debe a que el eco llegado a la delegación española es que los opositores no estaban dispuestos en su mayoría a aceptar ese formato, por considerarlo degradante. Moratinos ha querido evitar el desplante que se produjo en su anterior visita, en abril de 2007, cuando los disidentes invitados, con excepción de un par de ellos, no acudieron a la cita con el director general de Iberoamérica, que se había quedado en La Habana, tras abandonar el ministro la isla.
En cualquier caso, lo cierto es que Moratinos, alegando que no ha venido a Cuba “para reunirse con sectores de la sociedad cubana en particular”, ha centrado sus contactos en las autoridades castristas, que no ven con agrado ningún gesto que pueda dar algo de oxígeno a los asfixiados discrepantes del régimen.
Agentes del CNI
Y de esos contactos, especialmente del mantenido con el presidente cubano, Moratinos salió muy satisfecho, porque considera que “todos los objetivos de la visita se han cumplido”. “Se han normalizado todos los asuntos que quedaban por cerrar”, dijo a la prensa, incluyendo en eso el problema creado por la expulsión de tres agentes del CNI en la isla, por su presunta relación con Conrado Hernández, un empresario vinculado al Gobierno vasco, que fue detenido en la misma operación que terminó con la carrera política del vicepresidente Carlos Lage y del anterior canciller, Felipe Pérez Roque. Cuando a Moratinos se le preguntó si eso supone que se cubrirán esos tres puestos, hoy vacantes, lo única respuesta que se obtuvo de él es “que todo se ha normalizado”.
En esa normalización incluye la promesa de encontrar una solución para los empresarios españoles que tienen sus cuentas bloqueadas en Cuba por un importe total de unos 300 millones de dólares.
Acabar con la posición común de la UE
El otro gran tema de conversación con Castro fue la relación con la Unión Europea. España se ha convertido en el gran abanderado para conseguir poner fin a la posición común de la UE, adoptada en 1996, para intentar favorecer que haya reformas democratizadoras en Cuba. Moratinos prometió al presidente cubano que España tiene como una de sus prioridades durante el próximo semestre de presidencia comunitaria que se abandone esa posición común y sea sustituida por un acuerdo bilateral UE-Cuba. No obstante, el ministro le advirtió de que no será tarea fácil convencer a algunos de los Estados miembros, que no apoyan la idea. Es el caso de la República Checa, Suecia, el Reino Unido o Alemania, fundamentalmente.
Pese a que no se han producido en los últimos años muchos cambios sustanciales en Cuba, Moratinos dijo, tras verse con Raúl Castro, que sigue confiando en las promesas de éste de “avanzar en el proceso de reformas”. Ni siquiera el ministro cree que haya que pedir gestos a Cuba para que ayuden en esa tara de convencer a los europeos más reacios al cambio de la política hacia Cuba. “No se trata de pedir gestos, sino de que se avance en ka buena dirección y haya resultados concretos”, sentenció.
Carta blanca al régimen
Tan convencido está Moratinos de las bondades de su política y de la autenticidad de las promesas del régimen castrista, que le dio una especie de carta blanca para cualquier cosa que haga. Porque subrayó que “son los propios cubanos quienes deben dictar su manera de llevar los asuntos políticos”, mientras a España sólo le toca “acompañarles” en ese proceso. Por eso, según el ministro, con Castro sólo habló “en general, de la situación de los derechos humanos”, sin mencionar casos concretos, por los que España se ha interesado ya en varios momentos, como las problemas de salud de algunos de los presos de conciencia.
El ministro anunció que la próxima reunión del mecanismo de diálogo sobre derechos humanos se celebrará en febrero y retrasó hasta después de la presidencia española de la UE cualquier posibilidad de viaje de José Luis Rodríguez Zapatero a la isla, pese a que, en su momento se anunció que el presidente del Gobierno habría ese desplazamiento antes de que finalizar este año. Por lo que se ve, y a pesar de las proclamas voluntaristas de Moratinos, el Gobierno considera que el régimen de La Habana no ha hecho aún lo suficiente para que se produzca la mencionada visita. Antes podría producirse un encuentro entre Zapatero y Raúl Castro, si éste acepta la invitación que le hizo ayer Moratinos para que acuda a la Cumbre Unión Europea-América Latina que se celebrará en mayo en España.
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