Gil Lázaro: De cofundador del PP a ariete de Vox en el Congreso

Al igual que Santiago Abascal, Gil Lázaro procede de las filas del Partido Popular. De hecho, fue uno de los fundadores de la formación de la gaviota , el último presidente de la extinta Alianza Popular en la provincia de Valencia y el primero tras la refundación hacia las siglas del PP, en las que encadenó cargos públicos desde 1982.

Ese año logró acta en el Congreso. Permaneció en la Cámara Baja siete años. En 1989 pasó al Senado durante una legislatura. En 1993 regresó al que ha sido lugar habitual de trabajo en la Carrera de San Jerónimo y mantuvo su asiento hasta 2016. Entonces comenzó a truncarse su suerte. Amigo personal de Francisco Camps y de Rita Barberá , una de sus principales mentoras, la influencia de la que fuera alcaldesa de Valencia ya era nula.

A Gil Lázaro, a quien en el Diario de Sesiones del Congreso le constan los alegatos más duros contra Alfredo Pérez Rubalcaba por el llamado caso Faisán no halló en su partido la misma contundencia. Ahí, con sus críticas y su falta de sintonía con la presidenta regional del Partido Popular valenciano, Isabel Bonig, comenzó su declive en el partido del que había sido fundador.

Génova le relegó de los primeros puestos en los que siempre se había movido el veterano parlamentario hasta el séptimo en la candidatura para las elecciones generales celebradas en junio de 2016 y Gil Lázaro se quedó por primera vez desde 1982 sin un sueldo público.

En mayo de 2018 se dio de baja del Partido Popular. «Ha sido un largo proceso intelectual y emocional», explicó entonces, al tiempo que expresaba su desencanto con los casos de corrupción que habían afectado al PP, una formación en la que nunca ejerció la «fontanería». Su papel siempre estuvo en Madrid.

Licenciado en Derecho, pasó a convertirse en un habitual de las tertulias políticas de las televisiones locales en Valencia. Allí le fichó Abascal. O al menos fue donde hizo público su pase a Vox, con una foto en el propio domicilio de Gil Lázaro en la capital del Turia, donde se fraguó la operación semanas antes en un largo encuentro de ocho horas en el que participó también José María Llanos , el hombre fuerte del partido en Valencia.

Abascal había aprovechado las Fallas para realizar precampaña. Y un 18 de marzo hizo público el fichaje del «ex» del PP a un mes de las elecciones generales del 28 de abril. Ignacio Gil Lázaro encabezó la lista de Vox por la provincia de Valencia. Con cerca de 170.000 votos y un 11,68 por ciento de los apoyos logró retornar al Congreso, la que había sido su «casa» durante tantos años y en la que había llegado a ocupar el cargo de secretario en la décima legislatura.

En los nuevos comicios del pasado 10 noviembre, la candidatura liderada por Gil Lázaro disparó su resultado hasta los 245.000 sufragios (el 17 por ciento) y aportó tres escaños . Su perseverancia, fraguada en mítines y platós de televisión, ha tenido premio.

Conocedor como nadie de los entresijos de la Cámara Baja tras ocho legislaturas con un escaño, Abascal lo ha elegido entre los 52 diputados de Vox para que ejerza como vicepresidente del Congreso, el puesto institucional de mayor trascendencia para un partido que el próximo mes de enero cumplirá seis años.