Vox advierte a PSOE y PP de que «se acabaron los gallineros» y reclama la ubicación de Cs en el hemiciclo
La formación de Abascal reclama tener primera fila en el Salón de Plenos como tercera fuerza política
El arranque de la legislatura ha vuelto a servir la polémica sobre qué espacio ocupará cada grupo parlamentario en el interior del hemiciclo, como viene sucediendo en cada ocasión desde que el multipartidismo arraigó en nuestro país.
La repetición de elecciones ha alterado sustancialmente los equilibrios en el bloque de la derecha donde Vox ha sustituido a Ciudadanos como tercera fuerza política y la formación naranja ha sufrido una auténtica debacle. Desde esa nueva posición de fuerza, Vox advirtió este miércoles a PP y PSOE que «se acabaron los gallineros» para su formación y que no va a tolerar que se menosprecie no se pisotee a sus más de tres millones de votantes.
La formación que preside Santiago Abascal lanzó este aviso a través del vicepresidente de la Mesa del Congreso , Ignacio Gil Lázaro , diputado de esta formación.
La primera fila
El debate en PP y PSOE no está tanto en si Vox debe sentarse íntegramente en el gallinero sino en si su presidente, Santiago Abascal, debe sentarse en la primera fila tras el Gobierno, en la misma en la que se sientan elos grandes líderes de otros partidos de la oposición como el máximo responsable del PP, Pablo Casado, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, o el mismo Pedro Sánchez antes de alcanzar La Moncloa.
Los populares prefieren que la portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas , ocupe el escaño del anterior presidente de la formación, Albert Rivera, en la primera fila del tercio derecho, en su extremo izquierdo, lo que difícilmente dejaría hueco a Abascal en esa fila. Y nadie cuestiona que Casado mantenga su puesto, en esa primera fila del tercio derecho pero en el extremo derecho. Fuentes del PSOE trasladan que Génova les ha traslado ya está petición. No obstante, los socialistas ven varios inconvenientes para llevarla a la práctica.
La primera es que supondría premiar a Cs, un grupo con el que no está negociando ni puede contarse entre sus apoyos, a cambio de nada.La segunda es que le interesa promover la mayor competencia posible entre PP y Vox para que así ninguno tenga capacidad de ganar las elecciones y la tercera dificultad la encarna uno de sus potenciales socios: ERC. Los republicanos sí han prestado ayuda a Sánchez y ahora los socialistas aspiran a cortejarlos. Con 13 diputados, ERC no ha logrado se tarde aún en la primera fila del hemiciclo a pesar de que el PNV con la mitad de escaños es fijo en esa ubicación.
Una falta de proporcionalidad ante la que ERC ha callado ya que no le interesa abrir brecha con el PNV, un partido soberanista. Pero situar a Cs con solo diez escaños en posición privilegiada y a ERC por detrás podría molestar a esta formación independentista, máxime al ser Arrimadas la que se sentaría más adelantada que su portavoz, Gabriel Rufian. La batalla por el reparto del hemiciclo está servida.
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